Mientras se vestía pensaba en como las cosas pueden cambiar de un momento a otro, en como una pequeña frase o palabra pueden desbloquear por completo a una sumisa.
Hacía varias semanas que la conoció, en una web de D/s. Desde el principio parecía una sumisa ansiosa de explorar su sumisión, aunque precavida como un cervatillo asustado y no sin motivos. Alguna mala experiencia anterior la habían vuelto cauta, recelosa y desconfiada. En esas semanas había conseguido ir ganando su confianza, sin prisa pero sin pausa, haciendo que poco a poco fuera abriendo sus pensamientos para él.
Acabó de prepararse: zapatos, pantalón oscuro, camisa blanca... También preparó todos los objetos que llevaría consigo y los metió en una mochila excepto la gargantilla de eslabones que llevaría en el bolsillo mientras pensaba en el correo que había recibido días atrás con el informe diario del vestuario de su sumisa, pero también con algo más, aquella frase que lo cambiaba todo:
"mi Dueño y Señor, esta humilde sumisa desearía suplicar avanzar en su sumisión entregándose en una sesión real cuando y donde a usted le parezca oportuno"
Como respuesta la citó en una céntrica cafetería, solo una dirección, y una fecha. Estaba seguro que no tendría que darle instrucciones sobre cómo prepararse para él, sabía que ella haría todo lo posible para acudir a su gusto.
Llegó al lugar con adelanto, quería estar presente cuando ella llegara. No sin cierto nerviosismo repasó mentalmente los límites que hasta ahora ella tenía y que estaba dispuesta a superar entregándose a él...el camarero interrumpió su línea de pensamiento y pidió una bebida con desgana.
Aún faltaban varios minutos para la hora cuando la vio entrar en la cafetería. No era una jovencita de cuerpo espectacular, era una mujer de treintaypocos con un cuerpo normal como ya había podido comprobar repetidamente cuando ella acepto las sesiones a través de skype. No, no era una modelo, era una mujer muy real que exhalaba por todos sus poros el ansia por servir y explorar su sumisión.
La vio con unas sandalias de tacón alto, un vestido de verano de vuelo a medio muslo y un generoso escote, sonrió por su buen gusto al escoger lo que le agradaba. La melena suelta a media espalda, un maquillaje discreto, las uñas pintadas en manos y pies ¿Sería el rubor de sus mejillas colorete o su reacción al verle?. Contempló como le miraba, dudando...vio su garganta tragar saliva....y acercarse a la mesa con la mirada baja.
- "Bue...nas tardes, mi Amo. El saludo llegó apenas en un susurro"
- "Hola koira....siéntate"
La vio sobresaltarse al oír, no su nombre, si no el nombre que él había escogido para ella hacia pocas semanas. Observó en silencio como lentamente ella se sentaba frente a él. Vio como su escote dejaba ver sus pechos subiendo y bajando agitados...Le pareció que además el vestido marcaba los pezones y sonrió de nuevo.
- "Estas aquí porque has decidido avanzar en tu entrega y ofrecerte en real"
- "Ssssi, así es...mi Amo. Deseo...bueno...esta sumisa desea...desea..."
- "Deseas saber que es la sumisión real, sentirte usada a mi antojo"
Ella asintió lentamente
- "si mi Amo...como siempre lee los pensamientos de esta sumisa"
Él se rio suavemente - "¿Qué Amo sería si no conociera a mi propiedad mejor que ella misma?"
El camarero se acercó a tomar nota, él se quedó callado y segundos después pidió por ella, se había quedado callada esperando que su Amo decidiera que tomaría.
Deslizó la mano en el bolsillo y la puso en la mesa entre ambos, cuando la apartó se veía la gargantilla de eslabones planos.
- "koira, este es tu collar de perra. Si aceptas ponértelo te declararas de mi propiedad y aceptaras ser usada en real por mí de acuerdo a tus límites. Si te lo pones no habrá vuelta atrás, tu entrega será real a partir de ahora"
- "Es...muy bonito, mi Amo" susurro koira
- "Puedes escoger dejar el collar donde está por supuesto, entonces tomaremos el café y después cada mochuelo a su olivo..."
Vio como negaba con la cabeza agitando tu melena
-"no...por favor...mi Amo..." Alargó la mano pequeña y tocó la gargantilla
- "es..ta sumisa...implora que su Amo le ponga el collar"
- "no koira, has de ponértelo tú misma y sabes porque ¿verdad?"
- "si mi Amo...porque así esta sumisa demostrará que su entrega es voluntaria"
- "perra lista"
- "gracias mi Dueño"
El camarero volvió con su bebida, aunque koira solo tenía ojos para esa gargantilla en la mesa. Pasó los dedos por ella y muy despacio la agarró con las dos manos, llevándosela a su cuello, sintiendo brevemente el frio metal en su piel mientras la cerraba en su cuello.
- "esta sumisa está a su disposición, mi Amo"
Seguía con la mirada baja, viendo solo las manos de su Amo, unas manos grandes, de dedos largos...manos que de solo pensar en que pronto estarían recorriendo su cuerpo dejando de ser solo una fantasía ardiente en su mente
- "me agrada mucho tu vestuario koira"
- "gracias mi Amo, solo he pensado en lo que más le agradaría"
- "muy bien koira"
Él sabía de su azoramiento por los escotes pronunciados lo cual hacia que la elección del vestido fuera aún más acertada ya que ella sabía de la predilección de su Amo por un buen escote
- "Acábate tu bebida koira..." Casi suelta una carcajada cuando ella bebe tan deprisa que casi se atraganta.
Él se puso de pie agarrando la mochila, "vamos koira"
Ella se puso en pie casi como un resorte dando un par de pasos hacia la salida
- "No he dicho que vayamos a salir todavía....ve al baño"
koira se dio la vuelta y se dirigió al baño, descolocada, como tantas otras veces antes sin saber qué demonios ocurrirá a continuación. Cuando fue a entrar en el baño de mujeres oyó
- "koira...al baño de hombres"
- "pe...pero, mi Amo..."
Sin titubear, El azotó su nalga. Koira casi chilló de la sorpresa
- "obedecerás a la primera y sin rechistar"
- "si mi Amo...esta sumisa lo siente mi Amo" Sin dudar, entró en el baño de hombres...respiró aliviada cuando comprobó que no había nadie dentro
- "apoya las manos en el lavabo koira"
- "como ordene mi Amo" Esta vez no hubo duda alguna
Otro azote más "koira...¿por qué tienes juntas las piernas?"
- "es...ta sumisa...lo siente mi Amo"
Los tacones resuenan cuando ella da unos pasos laterales separando sus piernas, solo se oye el sonido de su respiración agitada.
Es abre la mochila y saca algo, se acerca por detrás a esa hembra que está temblando levemente...y entonces pasa su mano entre los muslos, deslizándola hacia arriba despacio. La reacción de koira es inmediata, hace un esfuerzo por no cerrar las piernas mientras se le escapa un gemido notando por primera vez la mano de su Amo en la piel, subiendo más y más hasta las nalgas
- "muy bien koira, has venido en tanga..."
- "Si mi Amo...el negro de encaje..."
El recordó la primera vez que ella se exhibió por cam, se había comprado un tanga minúsculo de encaje para agradarle y ahora volvía a llevarlo a pesar de que al ser tan pequeño se sentía tremendamente expuesta.
La mano llegó hasta la entrepierna y el gemido esta vez fue más alto y prolongado, la recorrió despacio pasándola de canto para, a continuación, apartar el tanga a un lado
- "Quieta koira"
- "sssii... mi Amo"
- "Mírate al espejo koira"
Ella subió la vista hasta verse reflejada: jadeando, con las mejillas encendidas, abierta de piernas en un baño de hombres, con ese casi desconocido haciendo de ella su voluntad. El la vió tragar saliva comprendiendo lo que estaba esperando de ella.
- "Esta...esclava...ve a su perra koira...abierta ...y....y.....cachonda como la perra en celo que es"
- "Eso es perra...eso es"
El acerco su mano a la entrepierna, y apoyó el objeto que había sacado de la mochila en la vulva, deslizándolo por la raja de adelante a atrás. Vio a su perra tensándose al sentir el frio del metal recorriéndola
- "mmmhhhhhhh...A...Amo...."
Siguió moviendo el objeto hasta la entrada del coño, esperó un instante y lo deslizo con facilidad en el interior. Sintió el calor, la humedad, la suavidad de ese coño que hasta hacia no tanto siempre había estado poblado de rizos morenos pero que, desde que Él lo deseó, ella había rasurado por primera vez no hacia tanto.
- "¿Te gustan tus bolas chinas koira?"
- "mucho mi Dueño...gracias por su generoso regalo"
- "koira...me has pringado los dedos de flujos"
- "Esta perra lo siente mi Dueño"
- "¿A qué esperas para limpiarlo?"
- "si...si mi Amo"
El levantó su mano para que ella pudiera darse la vuelta y llevarse los dedos a la boca para chuparlos despacio...otra de las muchas cosas que había aprendido esas semanas atrás y que tanto la excitaban.
Él se rio levemente - "perra golosa...."
Ella acabó de chupar sus propios flujos de aquella mano, sacó los dedos de su boca y se quedó allí quieta mirado al suelo, jadeando, esperando el próximo deseo de su Amo.
- "puedes colocarte el tanga koira"
- "como mi Amo ordene" Bajó sus manos y recoloco el tanga en su sitio, cubriendo el coño, al moverse las bolas vibraron dentro del coño provocando un respingo y un jadeo. Él sonrió por la reacción, sabía que ella lo tendría difícil para caminar con las bolas puestas.
- "ahora si nos vamos koira..."
Salió del baño sin mirar atrás, no había dado ni dos pasos cuando oyó los tacones siguiéndole hacia lo desconocido y se preparó mentalmente para lo que tenía pensado para esa perra tan deliciosa que le seguía totalmente entregada, dócil...y cachonda.