Bueno retomando la forma original de esta sección, dejo de regalo un relato que me gustó por muchos motivos: porque es creíble, porque puede suceder, y porque sin ser ordinario está lleno de erotismo, obviamente no es mío, es de DESTRUCTORA 2006, que no le pedí permiso (hoy), pero como me quiere me deja:
UNA TARDE CUALQUIERA:
El tráfico estaba imposible. Ella conducía. Él solo esperaba sin saber qué.
En una calle céntrica, de repente un hueco para estacionar. Justo en la puerta de un sex shop.
Sin pensarlo Ella lo acomoda y baja del coche, él la sigue.
El lugar es bastante lóbrego, no hay demasiada luz, solo un pasillo largo .A la izquierda un montón de cabinas con cortinas en vez de puertas, a la derecha el típico escaparate lleno de bromas sexuales para despedidas de solteros/as
Sus tacones marcan un ritmo constante en el suelo. A su paso las cortinas de las cabinas se agitan, la curiosidad las mueve.
Él la sigue, alto, elegante, guapo, con su traje italiano y sus maneras de hombre triunfador, pero la sigue dos pasos por detrás.
Al fondo el mostrador. El empleado no tiene más de 25 años, se sonroja cuando Ella le pregunta por juguetes anales.
Curiosamente se dirige a él con la respuesta. Él baja la vista y Ella mira fijamente al empleado diciéndole que Ella es quien va a decidir.
Entre todos los modelos Ella encuentra un dildo que le gusta. Un tamaño no excesivamente grande pero tampoco pequeño.
Se lo muestra a él con una sonrisa, él solo dice: como Usted quiera, cuando quiera, lo que quiera. (A Ella le encanta esa respuesta).
Saca su tarjeta de crédito y se dispone a pagar el juguete. El empleado le pregunta si lo envuelve para regalo.
Una idea divertida pasa por su cabeza ¿Por qué no?
Le responde al empleado que no es necesario, se lo van a llevar puesto. La cara de él es de pánico total. Ella se está divirtiendo.
Las cortinas se agitan cada vez más, incluso llega a ver alguna cabeza asomada.
Educadamente le pregunta al empleado si hay algun probador libre.
El chico está absolutamente desconcertado. Le dice que sí.
Ella solo hace un gesto y él la sigue hacia el probador.
Una vez dentro ella le dice que se baje los pantalones y que apoye las manos contra la pared (por su mente pasan imágenes de un registro policial)
Como hoy se está divirtiendo permite que él llene de saliva el dildo antes de introducirlo.
- Ábrete bien para mí.
Obedece, siempre lo hace, aunque Ella es consciente de lo que le cuesta hacerlo.
El dildo entra, un pequeño gemido es lo único que se escucha. En el resto de las cabinas la gente está expectante y eso a Ella le encanta.
Él se viste sintiéndose invadido, lleno y excitado. Ella taconea hacia el exterior, él la sigue, siempre dos pasos por detrás.
Los probadores se despiden con un movimiento de cortinas. Unos entenderán y otros no, ¿pero eso qué importa?
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PPP