SOBRE HUMILLACIONES:
El texto que transcribo corresponde a Faustina una sumisa Chilena a quién no logro ubicar para pedirle permiso, pero como la conozco y cito la fuente y lo pego tal cual ella lo hizo, sé que no se va a enojar. Comienza así:
He aquí un texto que escribí hace años:
TÓCAME LA HERIDA, AMOR.
El miedo a la humillación ocupa gran parte de los pensamientos conscientes y las peores pesadillas de la mayoría de las personas. Dejar de temerle, aprender a gozarla, opera como una válvula de escape, una extraordinaria liberación de energía. Tememos, por ejemplo, que aquellos a quienes deseamos nos encuentren feos, tontos, lamentables. Escuchar sus insultos es como una profecía autocumplida. Finalmente se nos reconoce como los seres miserables que somos y, a pesar de ello, se nos desea y acoge. Y si no es así, si no se nos acoge y desea, al menos ha alcanzado a operar el efecto catártico de la desnudez. Por fin podemos mostrarnos patéticos, repugnantes, desvergonzados, obscenos. Y el otro no se hace el tonto, no gira la cabeza hacia un lado fingiendo que no ve. No. Al contrario: mira directamente a nuestra llaga y mete el dedo. ¡Por fin alguien la toca! Entonces le agradezco y le pido más palabras crueles. Al fin pronunciadas en voz alta luego de haberlas escuchado tantas veces como un rumor en algún oscuro rincón del subconsciente.
Cuando la mirada de otro me descubre siendo así, casi un despojo, siento que al fin no queda nada que esconder, que el miedo finalmente ha sido roto. Me reconcilio conmigo misma, me exhibo abyecta e indigna, me amo así y amándome me erotizo.
Pensaba que podíamos debatir que tipo de humillación es la que les gusta a cada uno (hacer y recibir), yo debo ser un poco infantil, pero a mí la humillación verdadera me derrumba, yo prefiero la que es medio de mentirita. Es decir, que me humillen diciéndome algo que soy conciente que es real, a nivel físico hablo, no me lo banco.
Prefiero la humillación más generalizada y menos hiriente: por ejemplo prefiero que me digan inútil, y no gorda, porque inútil se que no soy….y gorda…..ya me haría ir corriendo al espejo.
Sé que en éste tema hay una contradicción en mi forma de pensar, porque detesto cuando ponen: Es como que..... Cuando me sesion en BDSM no hacen como que me azotan, sino que me azotan, no hacen como que me atan, sino que me atan.
En humillaciones yo deseo que hagan como que humillan: es decir que me digan cosas que sé no son verdades, si me dicen de las que no quiero escuchar me hacen mierda.
¿Esto les pasa a todas ó es a mí sóla??
ander
PPP