Re: Club de lectura
Publicado: Mié Jul 10, 2013 9:52 am
Capítulo 15 – El cuaderno negro
Este capítulo podría haberse titulado también "la bomba atómica", o algo así, porque desde luego, algo parecido es lo que debió significar para Vanessa lo ocurrido con el dichoso cuaderno. No es una bofetada de realidad, es una paliza en toda regla.
Desde luego, el final del libro hace honor al resto, es congruente con él, no es un final al uso, esto no es ni una novela, ni un diario, ni una crónica; es algo raro, y por tanto el final también lo es.
Este libro es una ventana al interior, no es un paisaje, es un “cacho de vida”, fragmentado. Y como la vida, pues, es duro, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas y Vanessa nos las muestra en toda su crudeza (las que quiere).
En cualquier caso, me reafirmo, el final, por muy raro que pueda parecer, es totalmente congruente con el libro, y creo que por dos razones principalmente:
1)Explica perfectamente la aparente paradoja que se nos planteaba sobre la dicotomía Vanessa/Läika: ¿cómo era posible que Vanessa estuviera “cantando La Traviata” en este libro cuando el simple hecho de llevar la cadenita en la mano le causaba amargas lágrimas de despecho?. No era lógico.
2)También explica el amor hacia Pierre desde el que está escrito el libro. Ayudar a una persona con depresión no es fácil, hace falta mucha paciencia, mucho cariño y una fe inquebrantable. No me extraña que Vanessa profese ese amor tan profundo hacia Pierre tras haberla rescatado de la espiral de la depresión, incluso dudando de ser correspondida.
El libro se me antoja también, visto lo visto, como una especie de terapia para superar todo aquello y para desterrar a la vieja Vanessa de su ser, afianzándose, liberándose definitivamente de toda relación con su familia y con su educación burguesa (que por cierto, vaya familia ¡amenazas de muerte! ).
Este capítulo también nos deja, así, de pasada, alguna pincelada de su compenetración, incluso a la hora de hacer maldades (pero maldades de verdad), como lo es la muy reprobable e irresponsable práctica de sacar fotos no autorizadas de terceros en clubes de intercambio. Eso es de juzgado de guardia, o lo fue, hoy…¿qué importa ya?.
Yo me he quedado con una extraña sensación, con cierto desasosiego; estando acostumbrado a los finales “definitivos” este final sin “Fin” se me hace raro, sobre todo sabiendo que paradójicamente es el final “real”. Hay otro libro de Vanessa, inconcluso, que yo no he leido, pero sabiendo lo que sabemos, se hace raro pensar que esta chica murió a los pocos meses de publicar La Atadura. No sabemos nada de Pierre, de cómo se lo tomó, de cómo lo vivió; él, para nosotros murió también, porque los ojos a través de los cuales le veíamos se cerraron para siempre. No hay más, así es la vida y así es la muerte.
¿Y qué queda de todo aquello? Sólo el testimonio de Vanessa de su vínculo con Pierre, ni siquiera podemos estar seguros del vínculo de Pierre con ella ya que él no nos escribe y ella se encarga incluso de ponerlo en entredicho; como la vida misma. Toda relación tiene una cierta carga de fe, si a duras penas nos conocemos a nosotros mismos…¿cómo podemos estar seguros de conocer bien a la persona que amamos o que nos ama?. Creo que eso es lo que intenta expresar al final del libro, con esa cita romántica. Yo no soy de la opinion de que el amor es dar mucho y pedir poco, para mí el amor es dar y recibir sin tener la necesidad contínua de pedir.
En una relación D/s…¿qué se da? Quizás entrega, devoción por un lado y control y confianza por el otro, aparte de la pasión, evidentemente. ¿Era la relación de Pierre y Vanessa satisfactoria? ¿equilibrada? ¿cómo se mide el equilibrio en este caso? ¿Él le daba lo que ella necesitaba? Quizá ella duda de que, si bien en el aspecto BDSM estaban equilibrados, en el aspecto “amor romántico”, no. Pero creo que eso es normal, ya que es imposible sentir lo que siente otra persona; tendemos a creer que los demás aman como nosotros o lo expresan como nosotros, y no es así. ¿Ella duda del amor de Pierre porque él no le da las mismas muestras de amor que da ella?. Yo no recuerdo ver a mis padres darse demasiadas muestras de amor, ni llamarse “cariño”, ni “cielo”, ni cosas así, pero sí que vi a mi madre atendiendo con infinito cuidado y mimo a mi padre durante años, durante una larga y degenerativa enfermedad, dia tras dia, al pie del cañón, aprovechando cada segundo que mi padre seguía en este mundo para estar juntos.
Creo que ya estoy desbarrando, así que corto esta línea de pensamiento justo aquí.
Finalmente, me gustaría comentar el título, sin duda me parece uno de los mejores títulos con los que me he encontrado, “Le lien”, “La atadura”, sí, pero también “El vínculo”, la palabra en francés tiene unas acepciones mucho más ricas. Eso es lo que, en mi opinión, nos describe el libro, lo que nos intenta mostrar Vanessa, el vínculo que la une no sólo a Pierre sino a sí misma, a su propio ser, aparte del hecho de ser una deliciosamente viciosa exhibicionista que ha disfrutado calentándonos.
Quiero dejar aquí como colofón a mi comentario un fragmento del libro, que creo apropiado.
“(Él) ha logrado crear entre nosotros un vínculo indestructible que nada podrá desatar, y mucho menos la ruptura, pues si algún día nos separásemos, si el desamor llegara a alejarnos y nuestras fantasías se apagaran, él se volvería inmortal a mis ojos”.
Este capítulo podría haberse titulado también "la bomba atómica", o algo así, porque desde luego, algo parecido es lo que debió significar para Vanessa lo ocurrido con el dichoso cuaderno. No es una bofetada de realidad, es una paliza en toda regla.
Desde luego, el final del libro hace honor al resto, es congruente con él, no es un final al uso, esto no es ni una novela, ni un diario, ni una crónica; es algo raro, y por tanto el final también lo es.
Este libro es una ventana al interior, no es un paisaje, es un “cacho de vida”, fragmentado. Y como la vida, pues, es duro, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas y Vanessa nos las muestra en toda su crudeza (las que quiere).
En cualquier caso, me reafirmo, el final, por muy raro que pueda parecer, es totalmente congruente con el libro, y creo que por dos razones principalmente:
1)Explica perfectamente la aparente paradoja que se nos planteaba sobre la dicotomía Vanessa/Läika: ¿cómo era posible que Vanessa estuviera “cantando La Traviata” en este libro cuando el simple hecho de llevar la cadenita en la mano le causaba amargas lágrimas de despecho?. No era lógico.
2)También explica el amor hacia Pierre desde el que está escrito el libro. Ayudar a una persona con depresión no es fácil, hace falta mucha paciencia, mucho cariño y una fe inquebrantable. No me extraña que Vanessa profese ese amor tan profundo hacia Pierre tras haberla rescatado de la espiral de la depresión, incluso dudando de ser correspondida.
El libro se me antoja también, visto lo visto, como una especie de terapia para superar todo aquello y para desterrar a la vieja Vanessa de su ser, afianzándose, liberándose definitivamente de toda relación con su familia y con su educación burguesa (que por cierto, vaya familia ¡amenazas de muerte! ).
Este capítulo también nos deja, así, de pasada, alguna pincelada de su compenetración, incluso a la hora de hacer maldades (pero maldades de verdad), como lo es la muy reprobable e irresponsable práctica de sacar fotos no autorizadas de terceros en clubes de intercambio. Eso es de juzgado de guardia, o lo fue, hoy…¿qué importa ya?.
Yo me he quedado con una extraña sensación, con cierto desasosiego; estando acostumbrado a los finales “definitivos” este final sin “Fin” se me hace raro, sobre todo sabiendo que paradójicamente es el final “real”. Hay otro libro de Vanessa, inconcluso, que yo no he leido, pero sabiendo lo que sabemos, se hace raro pensar que esta chica murió a los pocos meses de publicar La Atadura. No sabemos nada de Pierre, de cómo se lo tomó, de cómo lo vivió; él, para nosotros murió también, porque los ojos a través de los cuales le veíamos se cerraron para siempre. No hay más, así es la vida y así es la muerte.
¿Y qué queda de todo aquello? Sólo el testimonio de Vanessa de su vínculo con Pierre, ni siquiera podemos estar seguros del vínculo de Pierre con ella ya que él no nos escribe y ella se encarga incluso de ponerlo en entredicho; como la vida misma. Toda relación tiene una cierta carga de fe, si a duras penas nos conocemos a nosotros mismos…¿cómo podemos estar seguros de conocer bien a la persona que amamos o que nos ama?. Creo que eso es lo que intenta expresar al final del libro, con esa cita romántica. Yo no soy de la opinion de que el amor es dar mucho y pedir poco, para mí el amor es dar y recibir sin tener la necesidad contínua de pedir.
En una relación D/s…¿qué se da? Quizás entrega, devoción por un lado y control y confianza por el otro, aparte de la pasión, evidentemente. ¿Era la relación de Pierre y Vanessa satisfactoria? ¿equilibrada? ¿cómo se mide el equilibrio en este caso? ¿Él le daba lo que ella necesitaba? Quizá ella duda de que, si bien en el aspecto BDSM estaban equilibrados, en el aspecto “amor romántico”, no. Pero creo que eso es normal, ya que es imposible sentir lo que siente otra persona; tendemos a creer que los demás aman como nosotros o lo expresan como nosotros, y no es así. ¿Ella duda del amor de Pierre porque él no le da las mismas muestras de amor que da ella?. Yo no recuerdo ver a mis padres darse demasiadas muestras de amor, ni llamarse “cariño”, ni “cielo”, ni cosas así, pero sí que vi a mi madre atendiendo con infinito cuidado y mimo a mi padre durante años, durante una larga y degenerativa enfermedad, dia tras dia, al pie del cañón, aprovechando cada segundo que mi padre seguía en este mundo para estar juntos.
Creo que ya estoy desbarrando, así que corto esta línea de pensamiento justo aquí.
Finalmente, me gustaría comentar el título, sin duda me parece uno de los mejores títulos con los que me he encontrado, “Le lien”, “La atadura”, sí, pero también “El vínculo”, la palabra en francés tiene unas acepciones mucho más ricas. Eso es lo que, en mi opinión, nos describe el libro, lo que nos intenta mostrar Vanessa, el vínculo que la une no sólo a Pierre sino a sí misma, a su propio ser, aparte del hecho de ser una deliciosamente viciosa exhibicionista que ha disfrutado calentándonos.
Quiero dejar aquí como colofón a mi comentario un fragmento del libro, que creo apropiado.
“(Él) ha logrado crear entre nosotros un vínculo indestructible que nada podrá desatar, y mucho menos la ruptura, pues si algún día nos separásemos, si el desamor llegara a alejarnos y nuestras fantasías se apagaran, él se volvería inmortal a mis ojos”.