por Boxhal » Vie Oct 09, 2015 6:18 am
Yo, como dominante y actual Amo (no es lo mismo) de una maravillosa sumisa, coincido con Nomar. Al aceptar y valorar la entrega de mi sumisa, asumo en parte la responsabilidad de su bienestar emocional y sexual, ella no es un juguete, es un tesoro. Si antes de tener una mascota, un perro por ejemplo, valoramos si vamos a poder atenderlo o no, ¿cómo no vamos a hacerlo con algo tan valioso como un ser humano?.
Otra cosa son los juegos: yo, YO, como Amo de mi naima, y como dice Nomar, en función de lo que tenga consensuado con ella, de mis preferencias, mis deseos y mis apetencias, y atendiendo, o no, a una petición suya, puedo decidir si permito que ella "juegue" o atienda a otro dominante, ya sea puntualmente o de forma habitual. De hecho, no es raro que en ausencia del Amo, éste pida a otro que se encargue en mayor o menor medida de su sumisa, ordenándole a ésta, por supuesto, que le atienda. En mi caso no es inusual el recibir, durante actos sociales o encuentros privados, atenciones protocolarias de la sumisa de un amigo sin ni siquiera haberlo hablado yo con él: hay Confianza.
Eso sí, ya te puedo decir, Leandra, que jamás mientras naima sea mi sumisa voy a permitir que se dirija a otro dominante como "Amo", aunque, sinceramente, no es algo que tenga ni que preocuparme en prohibir: de sobra sé que ella sería incapaz de hacerlo porque es un apelativo con un significado en castellano que va más allá del típico "Master" anglosajón; es más, si yo le ordenara llamar "Amo" a otro dominante ella me desobedecería y aguantaría mil castigos antes que hacerlo.
Con esto no quiero decir que los condominios no sean posibles, por supuesto, los seres humanos somos muy complejos y en nuestro comportamiento influyen muchas variables, sexuales, genéticas, culturales, etc y es lógico que nuestas relaciones sean variadas. En definitiva, todo depende del grado de implicación y de confianza entre los integrantes.
Respecto a la responsabilidad de un Amo con varias sumisas podemos hacer una analogía con la práctica de la poligamia en algunas culturas (pelín casposas ya, joder) en las que la posibilidad de tener varias esposas está, en teoría, condicionada a la capacidad del marido para atenderlas y mantenerlas.
Me gusta aprender, pero no que me den lecciones