• La violación, una fantasía que impresiona
Hacer el amor con otro hombre distinto a tu compañero o con una mujer, con muchos hombres o en lugares insólitos… Estas son las fantasías femeninas más extendidas y que ya no dudamos en revelar a nuestras amigas o a nuestro compañero.
Pero hay otras, menos confesables, que tenemos algunas de nosotras. Se trata del más tabú de entre todos ellos: el fantasma de la violación. Generalmente se acompaña de un sentimiento de culpabilidad y de vergüenza para las que lo tienen y de una gran incomprensión, incluso de desprecio por quienes reciben esta confidencia.
En efecto, ¿cómo se puede desear padecer este crimen del que son víctimas miles de mujeres cada año? Cuidado, antes de juzgar o de agobiarse, hay que entender y aceptar los complejos mecanismos de la imaginación erótica de cada uno.
Ante todo decir que la violación es un crimen terrible que no tiene nada que ver con el sexo y sí todo que ver con alguien que usa el sexo como un medio de alcanzar poder personal mediante la subyugación de otra persona. Es un juego de poder de alguien que probablemente siente que no tiene ningún poder personal, así que usa la violación como un medio de sentirse poderoso. Es un acto horrible, devastador para la víctima, sea varón o mujer.
Curiosamente, la violación sigue siendo una fantasía común entre las mujeres. No estoy diciendo que las mujeres que piensan o fantasean sobre la violación deseen de verdad experimentar una violación real. En general estas mujeres prefieren ser dominadas, sentirse desvalidas, y de alguna manera este escenario les libera de toda responsabilidad por disfrutar de los actos sexuales a que son “obligadas”. Pero lo desean de un modo seguro. Con alguien que saben que no les hará daño de verdad.
• Distinguir la fantasía del deseo a que el acto suceda en sí
¡No porque nos imaginemos atropellando a nuestro jefe con un 4x4 vamos a dar rienda suelta a estos impulsos! Lo mismo pasa con las fantasías sexuales, que son los inconscientes y forman parte de una imaginación que no podemos controlar.
Por consecuencia, no hay fantasías “buenas” o “malas”. Simplemente tienen que servir para ayudarnos a interpretar y descifrar nuestro inconsciente, comprenderlo mejor y actuar en consecuencia.
Así, la posibilidad de que esta violación (mentalmente puesta en escena de manera erótica y excluyendo la violencia y el trauma de una verdadera violación) pueda llegar a suceder no es, en realidad, deseada. Al contrario, provoca horror.
Estas fantasías tienen un papel en el BDSM. Muchos lo consideran uno de los aspectos más oscuros del BDSM. Mucha gente representa estas fantasías de violación consensuada con sus compañeros y a veces prefieren llamar a estas fantasías “raptos”, porque la palabra “violación” tiene una bien merecida reputación de violencia.
• ¿Cómo explicar la fantasía de la violación?
Los psicólogos, psicoanalistas y otros expertos que se han hecho esta pregunta han concluido en tres explicaciones principales.
- Redimirse: la sexualidad se acompaña muy a menudo de un sentimiento, consciente o no, de culpabilidad. Poniéndose, mentalmente, en escena como una víctima de un acto sexual forzado, nos quitamos la responsabilidad por el placer sentido. La mujer también puede decirse: “Siento placer pero es contra mi voluntad”, explica Michèle Gato, autor del Kama Sutra para hombres, los secretos del placer en femenino (ediciones Leduc.S).
- Sentirse irresistible: en su imaginación erótica, la mujer visualiza a un hombre forzándola a tener relaciones sexuales con él porque no puede controlar sus ganas por ella, de tan deseable que es.
- La toma de poder: Sophie Cadalen recuerda que: “el encuentro sexual es un combate inconsciente. Un combate en el que nuestros deseos luchan, en el que cada uno alterna entre la sumisión y el poder”. Así, la fantasía de la violación, donde se mezclan dominio y sumisión, nos permite manejar y controlar el deseo y los roles que juegan cada uno.
• ¿Como plantear la fantasía?
Puede ser una escena muy liberadora. También es algo muy delicado, y nada que deba hacerse sin una cuidadosa planificación y mucha discusión previa. Es un “juego de rol”, como los de profesor / alumna, papi / hija, o jefe / empleada; pero una escena de violación tiene características específicas propias. Por ejemplo, para que parezca real las personas que intervienen deben interpretar sus papeles correctamente, mientras que a la vez vigilan atentamente en busca de signos de que la escena va mal. Para la “víctima”, es fácil que se desencadene un ataque de pánico al emerger algún antiguo abuso reprimido.
Si hay episodios de abuso en el pasado de la persona sumisa, es extremadamente importante que se discutan en profundidad antes de intentar siquiera una escena semejante. Intente encontrar cualquier posible “disparador” y evítelos en la escena.
Una fantasía de violación bien hecha puede ser una escena muy intensa para todos los participantes. Incluye efectos psicológicos además de físicos; los participantes deben ser conscientes de estos efectos. Es una buena idea que ambos investiguen algo los efectos psicológicos de la violación; esto puede hacer más fácil al dominante la detección de cualquier posible disparador, o el darse cuenta de que la escena va mal antes de llegar al punto de producir daño real.
Recuerden, estas escenas son peligrosas psicológica y emocionalmente, además de físicamente. Creo que nunca deben hacerse sin palabra de seguridad. Es demasiado fácil que se pierda el control y la persona sumisa debe tener una manera de detenerla si surge la necesidad. Si se está discutiendo una escena de violación y el dominante no ofrece una palabra de seguridad, en mi opinión la sumisa debería pedirla. Si no se le da, no debería consentir en la escena. Recuérdese que todas las escenas (excepto el castigo) se hacen por mutuo placer, y para alcanzar el placer los participantes deben sentirse seguros y tan relajados como sea posible. La palabra de seguridad ayuda a conseguir ambas cosas.
• Construyendo la escena
Una escena de violación requiere cuidadosa planificación y desarrollo. Creo que no debería hacerse pronto en una relación, porque sencillamente los participantes no se conocen tan bien cuando la relación es aún incipiente.
Los cuidados después de la escena son muy importantes. La persona sumisa puede haber entrado en un auténtico estado mental de “víctima” (dominado por el miedo) y tener problemas para reajustarse cuando la escena ha terminado. Es imperativo que la persona dominante haga sentir a la sumisa que está segura, que le quiere y le cuida. Cosas como abrazos, masajes, algunos mimitos u otras acciones calmantes pueden ayudar a la transición del juego de la violación al funcionamiento normal.
Después de la escena es también imperativo que los participantes discutan la escena; qué ha ocurrido, qué ha ido mal, qué les ha gustado, qué no les ha gustado y todo lo que salga. Lo más probable es que estas conversaciones se repitan.
Así como la principal diferencia entre violencia doméstica y BDSM es la elección informada de consentir en las actividades, lo mismo se aplica aquí. Una opción informada de consentir en la realización de estas fantasías es lo que evita que sean una violación real. Una víctima de violación no ha tenido elección. Una persona sumisa que participa en una fantasía de violación ha elegido hacerlo.
Fuentes: enfemenino.com, mazmorra.com.ar