Siempre me ha llamado la atención que lo que solemos entender por BDSM parece ser una práctica muy propia de los países desarrollados o al menos con un sistema de valores occidentalizado (la Europa rica, EE.UU., Canadá, Sudáfrica, Australia, Japón y la Sudamérica europeizada), mientras que da la impresión de ser menos frecuente en culturas "tradicionales" o atrasadas (la América con mayor población de origen indígena, África, el mundo musulmán, y el Asia todavía no incorporada a la globalización). También se podría argumentar que el BDSM es más visible allí donde está comercializado, lo que implica que sea en las países más típicamente capitalistas donde más se note su presencia. De hecho la imagen tópica que tiene el gran público del BDSM en Occidente es la de una Dominatrix que azota a sus esclavos varones, y que suele ser una relación mercantilizada. En cambio, pasa más desapercibida la relación inversa (Amo masculino, y sumisa femenina), que no suele regirse por la circulación de dinero, pero que desde un punto de vista cuantitativo parece ser más frecuente que la primera (y de ello es un buen ejemplo lo que parece ser la sobreabundancia de Amos y sumisas en este blog).
Volviendo al inicio de mi intervención, el texto que aporto a continuación podría negar mi hipótesis relativa a que el BDSM no se da en culturas primitivas. Pero me queda la duda de si debemos entender la práctica que a continuación exponemos como "masoquismo", "rito de paso" o un poco de ambos .
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