Mi estimada Srta. iballa
Ni en mis peores sueños imaginé tener que escribir una carta tan amarga a estas alturas de mi vida.
Supe, desde sus primeras palabras, que era especial, pero no tuve la precaución de alejarme a tiempo. A los pocos minutos ya la deseaba Mía, solo para mí. Esa idea irrealizable fue la que mantuvo a raya mi cordura hasta aquel dichoso y condenado día. No pude contenerme y bien sabe que luché con todas mis fuerzas por conseguirlo. No se imagina ni remotamente lo que me hizo sentir. Multiplique lo que Usted sintió, su placer, sus sensaciones y sus sentimientos por mil y apenas se acercará. Tenerla ha sido y será de lo mejor que haya pasado en mi vida. En ese tiempo desapareció el mundo, por completo y la arrastré a nuestro propio planeta donde todo, absolutamente todo fue perfecto, cada segundo, cada gesto, cada sonido tenía que ser así, solo así. Verla partir fue una vuelta a La Tierra demasiado forzosa y cruel. Piloté la nave de regreso a ciegas, viendo peligrar mi tan preciada estabilidad y también la suya. Estuve a nada de echar el freno, soltar todo el lastre y secuestrarla conmigo para siempre. Pero no lo hice, no lo hice y sé que, más temprano que tarde, me arrepentiré. Es por ello que le advierto que volveré y le ordeno y suplico que no esté para mí porque no soy el Amo que merece.
Atentamente: El hombre que le falló, nunca lo olvide.
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Estoy segura de que un Amo no precisa de cartas para despedirse.
No obstante, por si hay alguno perdido, sin saber cómo salir del atolladero, aquí les dejo el modelo para despedirse como un HOMBRE.
Saluditos