Scharkan: "Es una maravilla ver con qué ilusión vives tu "mundo", haciéndolo accesible a los foráneos, te felicito. Pero me entra una duda... imaginas que este foro fuera tipo twitter y solo pudieses poner 140 caracteres."
Pero amigo Scharkan: ¿Dónde has dejado el romanticismo? ¿Dónde has aparcado el cortejo? ¿Dónde te has olvidado de los preámbulos? Si sólo pudiese escribir 140 caracteres no me daría tiempo ni de preguntar a mi hipotética pareja qué es lo que más le gusta que le hagan. Con 140 caracteres la vida sería triste, sombría, lúgubre. Con 140 caracteres mi sonrisa se convertiría en llanto, como el de estas chicas que salen en la fotografía (http://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/236994). Y ahora que lo pienso, y a propósito de las mencionadas señoritas, se me viene a la memoria que a una parte de la parroquia bedesemera le "pone" los uniformes. Uno es liberal, y respeta los gustos ajenos, pero he de confesar que eso de la atracción por los uniformes militares o policiales no va conmigo para nada . Así que ver a una mujer uniformada no desata mi pasión amorosa, sino más bien todo lo contrario. Me enfría. Me entra repelús. En general una mujer con uniforme viene a ser, a mis ojos, lo mismo que un hombre con tales vestiduras: un número, un objeto inanimado, alguien a quien se le ha robado toda traza de personalidad e ideas propias para ser convertido en un esclavo al servicio del poder (y no en el sentido bedesemero que tiene la palabra "esclavo"). Así que cuando veo a esas dominatrices vestidas con uniforme de oficial de las SS, o con el del Ejército Rojo, o con otros "gloriosos" uniformes, me dice tan poco eróticamente hablando como los vestidos con los que la realeza británica pretende lucir su exquisita elegancia . No obstante, y por aquello de la excepción que confirma la regla, he de confesar que cuando camino por las calles de Santa Cruz, a veces me cruzo con una motorista de la policía local a la que encuentro atractiva. Es una rubia, y se la conoce fácilmente porque bajo el casco integral deja asomar su melena recogida en una trenza. No sé, pero noto que me atrae, no tanto por el uniforme en sí mismo, sino porque va a los mandos de una moto grande. Supongo que si fuera sin el uniforme, y en su lugar llevase un mono de cuero negro, así como un casco también negro, la encontraría aún más irresistible, y estaría encantado de que me detuviese y me llevase arrestado sentado en el asiento trasero de su moto. Incluso hasta me ilusiona que pudiese interrogarme a la antigua usanza . Bueno, sin pasarse, que uno tiene sus límites .
Otra de las fantasías bedesemeras que nada me dicen es el gusto por los uniformes médicos. A mí me fascina el negro, como el del fondo de BDSMCanarias, como el de la moda gótica (http://vampire-empress-bemithia.metrobl ... ura_gotica), como el de las botas de napa de igual coloración. En cambio, el blanco de las enfemeras me recuerda a los vestidos de la primera comunión o a esa cursilería de los ropajes que lucían las niñas cuando las presentaban en sociedad en el casino de Santa Cruz. Y mira que a veces, cuando voy al dentista -que en mi caso es una dentista- (¿o debemos distinguir entre "dentisto" y "dentista"?), cierro los ojos e intento imaginarme que ella es una mistress que me va a atar al asiento, y que luego introduce en mi boca algún aparato diabólico . Pero nada, no hay forma; porque no me relajo, y lo paso fatal . Además, ahora les ha dado a las de la profesión médica por calzar esos horribles zuecos de plástico de color verde, y con nulo tacón, que no te digo que no sean sanos y cómodos, pero me quitan todas las ganas de ir a la consulta, con tal de no verlas con esas chanclas. El problema de fondo es que no me atrevo a decirle la verdad a la dentista; que no soy capaz de ser sincero y contarle por qué razón sólo voy una vez al año, y no cada 6 meses como ella me recomienda. Si ella supiese que poniéndose unos buenos tacones de aguja conseguiría hacer de mí su más fiel paciente . Imagínate, amigo Scharkan, que también fuese con tacones la enfermera, y hasta incluso el paciente (es decir, yo), tuviese la oportunidad de recurrir a tal complemento. En lugar de estar deseando que aquella sesión interminable acabase ya, se me haría el tiempo de la consulta efímero, fugaz, como cuando adelantan la hora todas las primaveras.
Pregunta final en menos de 140 caracteres: ¿Hay alguna dentista entre las seguidoras de BDSMCanarias?