Calculo que debería tener 7 u 8 años, y recuerdo estar leyendo un comix no sé si era del capitán Trueno o del Jabato. Lo cierto es que había una escena en la que aparecía un castigo que un determinado rey daba a sus victimas. Éstas eran introducidas en una especie de armadura integral de hierro que cubría todo su cuerpo, y en el que el único orificio hacia el exterior era una pequeña visera en la cara, a modo de yelmo de armadura medieval. Claro que no existía la posibilidad de mover cabeza, brazos y piernas, pues el "vestido" era todo de una pieza. Dichas armaduras eran elevadas por medio de poleas que las levantaban por medio de un gancho situado en la parte superior de la cabeza. A continuación, el rey mandaba levantar tres o cuatro de sus víctimas de tal manera, que serían posteriormente introducidas en una especie de piscina, no recuerdo si llenas de agua o de ácido... Y me acuerdo que aquella escena me excitaba, y que de alguna manera yo deseba estar dentro de una de aquellas armaduras. La primera fase, claro, porque ya dentro de la piscina quizá no fuese tan exctitante...
Ahora, cuando veo imágenes de prácticas BDSM basadas en la momificación entiendo que hay un vínculo clarísimo entre éstas, las sensaciones que me provocan, y aquella primera fijación de mi interés, aunque por aquel entonces no lo tuviera teorizado. Tampoco había leído nada sobre travestismo cuando ya en la pubertad (en torno a los 15 años de edad) me gustaba ver a las chicas con tacones y con botas. Y recuerdo que no sólo es que ellas me gustasen, sino que secretamente sentía ganas de llevarlos yo también. Finalmente, recuerdo la primera vez (con 27 años de edad) que entré en una sex-shop especializada a la que descubrí por casualidad, y donde noté una aceleración de mi corazón cuando ante mi aparecieron los aparatos que allí vendían (una cruz griega, potros...). No sabía exactamente qué me pasaba, pues no estaba habituado a la pornografía, y mucho menos a la pornografía bedesemera, pero lo cierto es que aquello me excitaba, y no sabía el motivo de ello. En todos estos casos siempre hay una constante, que es darte cuenta que algo te excita sin que previamente haya existido un "aprendizaje", "entrenamiento" o "adoctrinamiento", lo que conlleva que tampoco tuviese teorización alguna sobre aquello: me gustaba el sentirme inmovilizado mucho antes que conociera el término 'bondage'; me gustaba la ropa femenina mucho antes de conocer el término 'travestismo'; y me gustaba el BDSM en general mucho antes de saber qué era esto.
Dicen los textos que la entrada en el mundo del BDSM suele ser tardía. Supongo que hay mucho de verdad en ello. Pero también habría que matizar que se trata del mundo BDSM explícito, donde la persona ya tiene pleno conocimiento del mismo. El período pre-bedesemero puede durar muchos años, los necesarios para aclarar esas imágenes que te pasan por la imaginación, y mucho más en un contexto social donde hay una evidente represión de tales fantasías.
La pregunta final que mucha gente se hace no puedo contestarla, pues ni yo mismo sé el motivo: ¿nacemos así; nos hacen así; o nos hacemos así? ¿Está en nuestros genes; es el modelo cultural en el que nos educamos; o es una libre elección nuestra? En cualquier caso a nadie se le ocurriría preguntarle a una chica por qué se pone tacones. A nadie se le ocurriría preguntarle a una chica por qué razón le gusta ir de paquete en una moto, con el chico delante, y no al revés. A nadie se le ocurriría preguntarle a una persona por qué razón se puede sentir enamorada de otra. A nadie se le ocurriría preguntarle a una pareja por qué razón les gusta practicar el coito en posición del misionero. Sencillamente porque hay cosas que se entienden como "normales", y por tanto no procede preguntar el motivo de algo que se considera obvio. Lo importante es que las personas sean felices, sea cual sea el origen de sus gustos amatorios. Lo demás puede ser síntoma de ganas de buscar alguna oculta "patología" que explique lo que en el fondo se considera un "pecado".
Me gusta el otoño, porque es cuando las chicas usan las botas.