Una noche en las dunas

Relatos sobre experiencias (vividas, soñadas, deseadas...) de bdsm

Una noche en las dunas

Notapor maxorata-sum » Mar Jul 13, 2010 4:15 pm

Luis no podia dormir. Se revolvió en la cama, se puso bocaabajo, y, escondiendo la cara en la almohada, se restrego contra las sabanas calientes como si estubiera sobre una mujer. Pero cuando la friccion lo acaloró, se detuvo.
Se levanto de la cama y miró el reloj. Eran las dos en punto. ¿Que podia hacer para aplacar la exitacion? Salió del estudio. Habia luna y veia con claridad los caminos. El lugar, un pueblo costero de fuerteventura. Echo a andar y llegó a las dunas de arena y a la absoluta soledad. Las dunas brillaban como colinas nevadas en la noche clara. Más allá estaba el mar, cullos ritmicos movimientos oía. Y entonces vislumbro una figura delante de él, que andaba a pasos ligeros y airoso. Era ella, llevaba puesta una tunica q el viento henchía como una vela. Se habian visto en varias ocaciones, en la playa, en el chiringuito, en el super. Nunca habian hablado pero las miradas q se intercambiaban lo decian todo. El la deseaba y ella lo exitaba con sus movimoentos felinos y ese andar airoso. fantaseaba imaginando q el la poseia, q la hacia suya.
Ella andaba hacia el mar y él la siguió. Al llegar a la orilla, dejo caer al suelo la tunica y quedo desnuda en medio de la noches estival. Echó a correr hacia el rompiente. Luis, imitándola, tambien se deshizo de las ropas y entro corriendo en el agua. Sólo entonces lo vio ella. Al principio se quedo inmóvil. Pero cuando vio quien era contemplo su cuerpo, sus fuertes brazos y aquella arrebatadora sonrisa ya no sintio miedo. Él fue nadando hacia ella. Se sonrieron mutuamente. La sonrisa de ël, aún de noche, era deslumbrante; y tambien la de ella. Casi no distinguía otra cosa que sus sonrisas brillantes y los contornos de sus cuerpos. Él se acerco. Ella lo dejó. De pronto, Luis se echó a nadar hábil y graciosamente sobre el cuerpo de ella, rosandolo y sobrepasándolo.
Ella seguia nadando y él repitio el cruce por encima. Luego ella se puso en pie y él buceó y pasó entre las piernas. Rieron. Los dos estaban a sus anchas en el agua.
Luis estaba profundamente exitado. Nadaba con el sexo erecto. Entonces se acercaron el uno al otro, agachados como si fueran a pelear. Él apreto el cuerpo de la mujer contra el suyo y ella percibió la dureza del pene.
El lo colocó entre las piernas de la mujer. Ella lo tocó. Sus manos la registraban y acariciaban por todas partes.
Ella se zafó y salió corriendo del agua a las dunas de arena, el la seguia chorreando, resplandeciente y riémdose. La mujer se dejo caer en la arena y él encima de ella. Yacía esperandolo, sonriente y humeda.
-Hay mucho tiempo -dijo el. Su voz estaba llena de ternura- No te muevas. Estoy muy bien.
Ella le paso su calor. Sus cuerpos yacían juntos, vientre contra vientre, los pechos de ella clavándole las puntas y las bocas pegadas.
Se soltó para mirarla: las largas piernas esbeltas y lustrosas, la encantadora piel bronceada, los pechos abundantes y muy erguidos, los cabellos largos, la amplia sonrisa de la boca.
Estaba sentado en la postura del Buda. -Ven- Ella se aproximo a gatas lentamente como ua pantera, cogió con la boca el enorme pene. Lo lamió suavemente, con ternura, demorandose alrededor de la punta. el miembro crecio aun mas.
Luis bajó los ojos para contemplar cómo la boca, ancha y roja, se redondeaba alrededor del pene. Una mano le acariciaba los testículos, la otra removia la cabeza del pene, cubriéndolo y sacudiendola.
Luego, sentándose apoyada contra ël, lo cogió y lo metió entre sus piernas. Lo froto suavemente contra el clitoris, una y otra vez. Luis miraba la mano, pensando en lo hermosa que era con el pene cogido cual si fuera una lanza.
Al abrirse el sexo de la mujer, Luis vio brotar la humedad de su deseo, brillante a la luz de la luna. ella seguia frotando.
Los dos cuerpos se doblegaban a la frotacion.
-Dame la lengua -Dijo el, acercandose. Sin dejar de frotarle el pene, le cogio la lengua con la boca y le toco la punta con su propia lengua. Cada vez que el pene le rozaba el clitoris, la lengua de el rozaba la punta de la lengua de ella. Y Luis sintió cómo el calor descendía de la lengua al pene, recorriéndole de pies a cabeza.
- Saca la lengua, sácala -Dijo el con voz ronca.
Ella obedeció. El volvio a gritar:
-Sácala, sácala.
Cuando lo hizo sintió tal conmoción en todo el cuerpo que parecía como si el pene se alargara hacia ella, como si fuera a alcanzarla.
Ella matenia la boca abierta, dos delgados dedos alrededor del pene y las piernas separadas esperando.
Luis sintió el torbellino de la sangre que le recorria el cuerpo y descendia al pene. El miembro se puso aun mas duro.
El espero, no cogio inmediatamente el pene. Dejó que de vez en cuando rozara la lengua contra la suya. La dejó jadear como perra en celo, abriendo su ser estirandose hacia él. Mirava la boca roja del sexo de la mujer, abierto y expectante, y de pronto la violencia del deseo le hizo temblar y completó la erección. Se arrojó sobre ella, con la lengua dentro de su boca y el pene abriendose camino en su interior.
Rodaron juntos largo rato. Finalmente se pusieron en pie y anduvieron, llevandose las ropas. El sexo de Luis estaba empalmado y tenso y ella disfrutaba viendolo. De vez en cuando se dejaban caer en la arena y él la tomaba, la revolcaba y la dejaba mojada y salida. Y al seguir andando, yendo ella delante, la rodeaba con los brazos y la arrojaba al suelo, de modo que copulaban a cuatro patas como los perros. El temblaba dentro de la mujer, empujaba y vibraba y le sostenia los pechos con las manos.
Tan mojada y enfebrecida estaba la mujer, que andaba esperando el momento en que la tirara de nuebo a la arena y volviera a tomarla, exitándola y dejándola antes de q se hubiera corrido. Cada vez volvia a sentir las manos del hombre sobre su cuerpo, la arena calida contra su piel, la caricia de la boca del hombre, la caricia del viento....
Mientras andaban, ella sostenia en la mano el pene erecto. Una vez la detuvo, le ordeno q se arrodillara ante él y le introdujo el miembro en la boca. Luis se mantubo arriba, de pie,adelantando ligeramente el vientre. Otra vez ella apreto el pene entre los pechos, almohadillandolo, sujetándolo y dejándolo resbalar por el blando abrazo. Avanzaban como borrachos, aturdidos, palpitantes y vibrando a consecuencia de las caricias. Quería correrse; no la dejaria hasta haberse corrido. Ella estaba muy exitada, pero, no obstante queria contenerse y esperarle.
Esta vez cuando estubo dentro de la mujer, empezo a temblar y por ultimo se corrió violentamente. Ella se habia montado ensima para alcanzar su propia satisfacción. Los dos aullaron al unísono.
Echados de espaldas, descansando, con el amanecer proximo, sintieron frío y se cubrieron con las ropas. Sin mirar a Luis, ella le dijo. -Te esperaba, ya estabas en mi mente y en mi alma antes de conocerte.



espero q les guste y disfruten con este relato.
maxorata-sum
 
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Re: Una noche en las dunas

Notapor Nomar-tf » Mar Jul 13, 2010 5:24 pm

gusta, que siga....
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Ubicación: Bruselas, .... ¡Si!! ¿ Y que??
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Re: Una noche en las dunas

Notapor OldProg » Dom Jul 18, 2010 2:48 pm

felicidades por este cálido relato
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