Aun no lo sabia, ella llegaba puntual a la cita que le habia ordenado, pero ambar no se imaginaba que aquella tarde tendria un premio y veria realizada una de sus fantasias... o quizas dos.
Me habia apostado en un lugar estrategico del portal. Un espacio junto al largo pasillo de entrada donde descendiendo 6 o 7 escalones se accedia a la parte de atras del hueco del ascensor. Alli tras una puerta gruesa de madera se encontraba la maquinaria que lo hacia funcionar.
La observe mientras se acercaba cruzando el patio interior de la finca y se disponia a entrar en el pasillo donde yo aguardaba. Mirarla era uno de los placeres de poseerla, y siempre me gustaba disfrutar de su forma de moverse, de la entrega total de su cuerpo o repasando su rostro lleno de dulzura. Tal como la habia ordenado, llegaba discretamente elegante, con falda segun mi preferencia y con tacones de media altura. Paso sin verme junto al acceso donde me ocultaba.
Pulso el boton de llamada del ascensor.
Di unos pasos silenciosos y me situe tras ella.
- ambar - dije - no te muevas - Añadi al verla sobresaltase y lanzar un pequeño grito entre asustada por la sorpresa y feliz por reconocer mi voz.
- Señor, es Usted, me he asustado, perdoneme - repondio mientras juntaba sus manos y bajaba la cabeza sin volverse.
Me acerque aun mas, retire su pelo para hablarle al oido
- te gustaban las sorpresas en los portales ¿verdad? - dije en voz baja - hoy voy a follarte en este -
Hice que girara y agarrandola del pelo la dirigi hacia el acceso de maquinas del ascensor. seguia con la mirada baja pero vi la forma de una sonrisa fugaz en su cara.
De espaldas a la puerta la tape los ojos con un pañuelo negro, la puse unas muñequeras y levante sus brazos para unirlas con una cadena inmovilizandola a traves de los grandes agujeros de ventilacion de la puerta. Estaba hermosa y a mi disposicion.
Comence a recorrer su cuerpo, me gustaba llegar a sus pechos apretando sus pezones endurecidos, saborear la suavidad y dulzura de su boca. Mis manos descendieron pasando bajo la braguita empapandose rapidamente por los fluidos de su coño. de un tiron retire las bolas que debia llevar siempre que yo la citara.
Sus jadeos iban en aumento a medida que mis dedos jugaban entre sus piernas. Esos gemidos estuvieron a punto de provocar que los vecinos que ocasionalmente entraban o salian nos descubrieran al oirla.
- Callate perra, ¿es que quieres que venga alguien mas a follarte? -
- No mi Señor - jadeo - perdoneme -
- ¿sabes cuantos pisos hay en este edificio? - pregunte enfadado.
- once Señor - contesto ambar.
Solte los mosquetones de sus muñequeras y la ordene que se agachara sobre los escalones que habiamos descendido. Levante su falda y su culo quedo expuesto sin que le cubrieran las braguitas que estaban a media pierna despues de mis juegos.
- Bien - la indique - seran once los azotes que te dare por tu falta de discreccion.
Alguien bajaba para salir. Mis manos aun estaban calientes cuando introduje mis dedos en su coño y ambar tuvo que llevarse una mano a la boca para contener un nuevo gemido.
- ¿que ocurre perra? - ¿te has propuesto que todo el mundo se entere de que te estan follando? -
- Mi Señor, necesito Su Permiso para correrme -
- ¿En que piso estaba el ascensor cuando llegaste perra? -
- En el tercero mi Amo -
La ordene que se incorporara y que se quitara definitivamente las braguitas. La conduje hasta el ascensor y una vez dentro la puse contra un lado.
- No podras correrte hasta que el ascensor haya subido y bajado por completo tres veces -
Volvi a contemplarla, con la blusa a medio sacar, a medio desabrochar, la falda en parte levantada y el pelo revuelto... completamente desaliñada y aun mantenia ese encanto que me atrajo desde la primera vez. Levante su falda y comence a acariciarla mientras desabrochaba mi cremallera, necesitaba poseerla en ese mismo instante y la embesti con todo el deseo del mundo. Con su rostro contra el ascensor sus manos buscaban ansiosamente los botones adecuados y las mias aferraban sus caderas en mi afan por llegar a lo mas hondo de ambar, mientras, el espejo era testigo mudo de la pasion desatada y el ascensor recorria lentamente su triple trayecto.
Cumplido su viaje, ambar me regalo su orgasmo, mis ojos vieron el brillo de los suyos, mis oidos recogieron la profundidad de su gemido y mis manos dieron fe de la tension que cedia en su cintura.
Me separe, mi propia corazon latia al galope, hice que ambar se girara hacia mi.
- Mi Amo, Mi Señor... - No tuve que dar la orden. No era necesario.
Pulso el boton mas alto y la cabina ascendio al tiempo que ella se arrodillaba y comenzaba a devorar mi polla con glotoneria.
Un piso antes del Septimo Cielo, paro el ascensor...
AmoLobo