Aunque con cierto retraso, aquí tienen el resumen del debate que se celebró en el café del mes de mayo cuyo tema era la relación entre la “dominación profesional” y la prostitución. Es un tema peliagudo sobre el que yo mismo no tenía una opinión clara ya que creo que hay que considerar (como en casi todo lo relacionado con la sexualidad humana) demasiados matices.
La conversación se prolongó bastante y a lo largo de la misma se fueron abriendo varias líneas de argumentación, basadas tanto en la experiencia personal de los contertulios como en referencias a personas y casos más o menos conocidos Algunos casos e ideas fueron recurrentes a lo largo de todo el debate de modo que es difícil resumirlo de forma cronológica. Seguro que se me quedan muchas cosas en el teclado así que sea bienvenida cualquier adenda a este resumen.
El punto de partida del debate fue muy simple: la deficinión de la RAE del concepto de prostitución, podría haberse elegido la que se da en el Código Penal, por ejemplo, pero se prefirió una aproximación más abierta:
“Actividad a la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas a cambio de dinero”.
En un principio, partiendo de esa definición pareció haber cierto consenso en que la dominación profesional es prostitución, pero empezaron a salir a relucir los famosos matices, que paso a exponer, no exactamente en su orden de aparición.
Uno de los puntos principales que se planteó es el concepto de “relaciones sexuales” ¿qué se entiende por relación sexual? Hubo opiniones para todos los gustos, desde quien opinó que una sesión de spanking no es sexo y por tanto el pagar a alguien por ello no se puede considerar prostitución, hasta quien consideró que el spanking, dentro del BDSM implica un cierto tipo de placer sexual (bien sea por puro masoquismo o por placer mental) y por tanto sí es una relación sexual. Otra palabra que salió a relucir en esta línea fue la de “terapia”, considerando, sobre todo por el lado del placer, bienestar o relajación mental, que ciertas prácticas que habitualmente se engloban en el BDSM pueden incluso tener un cierto aspecto terapéutico (aunque desde el punto de vista fiscal, habría que ver si interesa pagar impuestos por ser terapeuta BDSM). Otro aspecto que se mencionó a este respecto es que toda relación sexual implica una entrega del pudor propio a otra persona, y el spanking, por seguir el ejemplo implica una entrega de pudor de la persona que, aún pagando, ofrece su yo más íntimo a otra para que le azote. Esta línea se enriqueció aún más cuando se entró a hablar de relaciones y sentimientos, mezclándose con otros de los argumentos que se expusieron.
Es necesario hacer un inciso aquí para facilitar la redacción del resto del texto; todos los ejemplos que se pusieron (al menos que yo recuerde) tenían que ver con Dóminas profesionales, una y otra vez se hablaba de Dóminas (englobando TS y TV ) y sumisos o sumisas, o de Dóminas y clientes; es un hecho que me llamó la atención ya que se daba por supuesto que la mayoría de los “servicios” de dominación son femeninos. Se habló también de sumisos y sumisas profesionales, pero muy poco de dominantes masculinos profesionales. Como parece que es el caso mayoritario, el debate se centró en él y debido a ello en este resumen se hace referencia a Dóminas y sumisos.
“Siempre que hay intercambio de sexo por otra cosa ya es prostitución”, fue una de las posturas más claramente definidas durante el debate por una de las tertulianas. Pero aquí también se empezaron a matizar las cosas pues aunque el tema del debate era la dominacion profesional, se consideraron también englobadas en ese concepto a aquellas personas que no dedicándose a ello de forma profesional, aceptan tributos ya sea en forma de regalos o de dinero para mantener la actividad. A este respecto se estableció otra de las piedras angulares del debate: el destino del dinero; si el dinero que se entrega sirve como modo de vida, todos los tertulianos estuvieron de acuerdo en que implica prostitución, sin embargo si el dinero sirve como ayuda al mantenimiento de la actividad, no. Se puso el ejemplo de una Dómina que, junto con varios sumisos y sumisas mantiene un piso equipado única y exclusivamente como mazmorra para su uso y disfrute, pero no vive de ello, ella tiene su vida privada y su trabajo. A modo de cooperativa, los sumisos contribuyen económicamente o con regalos (todos sabemos lo que cuesta equipar y mantener una mazmorra, y no digamos una colección de ropa, accesorios y calzado fetish) para el mantenimiento de una actividad sexual placentera para ambas partes. En este caso en particular no hay “tarifas” ni exigencias, pero si aceptación de regalos y ofrendas. ¿Si la Dómina acepta un regalo o una contribución sin exigirla previamente se convierte en prostituta?. También se planteó el pago mediante “servicios”, exponiendo el caso de sumisos que acuden a hacer las labores domésticas o de mantenimiento a la casa o a la mazmorra de la Dómina.
Se pusieron como ejemplos contrapuestos a la Señora Gio, quien comparte gastos y decide a quien acepta y a quien no dentro de su cuadra y a Domina Zara, la profesional más famosa de España, quien reconoce que ella empezó su andadura como prostituta [[EDITADO: esta afirmación fue hecha, si no recuerdo mal por un tertuliano y fue suscrita por una segunda persona; posteriormente en este mismo hilo se plantean firmes argumentos en su contra por una miembro del foro; animo al lector a no quedarse en esta crónica y seguir leyendo]] , sin ningún tipo de connotación BDSM, y que fue a requerimiento de los clientes, aprendiendo de ellos, su especialización en estas disciplinas. Su actividad como Dómina profesional, siendo ésta su forma de vida y su fuente principal de ingresos (yo personalmente ignoro si tiene otros), se consideró como prostitución por los contertulios.
Los ejemplos anteriores enlazaron con dos de las películas que se pudieron visionar en el ciclo de cine BDSM de este año, concretamente, “Maitresse” y “24/7 Passion of life”, cuyas protagonisas son sendas Dóminas profesionales, pero muy diferentes entre sí; mientras que la primera siene una alienación total en su actividad, llegando a tener crisis nerviosas debido a algunos servicios que le requieren los clientes, la segunda, pese a cobrar por ello, siente su faceta de Ama como una parte definitoria de su ser. Esta diferencia se resumió así durante el debate: “no es lo mismo acudir a un Ama que a una puta que hace de Ama”.
A partir de esta idea se empezó a debatir la vertiente más “sentimental” del asunto, diferenciando entre quien siente la dominación como una parte de su personalidad y quien la practica como un trabajo remunerado, llegándose a decir en algún momento que en este caso no debería ser ni siquiera considerado parte de la comunidad BDSM. Se argumentó que al menos, por la parte sumisa sí que había sentimiento pero se dijo también que, al fin y al cabo, el que paga, manda, y que un sumiso que acude a un Ama profesional y le paga por ello, realmente es quien tiene el control de la situación, está pagando por unos servicios determinados, y es, a fin de cuentas, un cliente. En este punto, se mencionó el caso de la actividad que se celebra algunos días en el Fetish Café, de Dómina Zara, en el que los sumisos (y entiendo que sumisas) pagan por entrar al servicio de cuantos dominantes se encuentren allí; yo desconocía esta actividad y he de admitit que no me quedaron claros los términos y condiciones en los que se lleva a cabo; pensando sobre ello y puesto que creo que esta parte del debate transcurrió tarde y después del “visite nuestro bar”, me he quedado con las ganas de saber más.
Termino ya diciendo que se habló, y mucho sobre sentimientos, manteniento de relaciones duraderas a varias bandas, es decir, Amas que aceptan regalos o dinero de varios sumisos o sumisas a lo largo de los años, estableciendo vínculos que van más allá lo puramente sexual. Como en la prostitución convencional, hay clientes muy fieles y quien va picoteando; al final cada persona y cada relación es un mundo, y creo que podríamos haber seguido hablando del tema mucho, muchísimo tiempo más.
Personalmente disfruté mucho con el debate y fue muy enriquecedor conocer tanto las experiencias como las opiniones expuestas por los contertulios, a quienes agradezco su asistencia y su comprensión cuando, en algun momento se me descontroló la asignación del orden de los turnos de palabra, que por lo demás fueron respetados pese a los muchos momentos en que el debate adquirió más velocidad y un ritmo de réplicas y contrarréplicas bastante ágil.
¡Muchas gracias! Y no se pierdan el siguiente...