Bueno... Pues este es de hace también bastante tiempo, pero bueno, por compartir algo y animar un poco este apartado de relatos
Viernes. 11.30 de la mañana.
Suena el teléfono…
Otro día más en casa. Acabo de planchar la ropa y, aunque hace frío, estoy sudando de tanto calor… Aún no me he quitado ni el chándal y ya está el teléfono otra vez. La gente es increíble, menos mal que para mí es un trabajo y lo mismo me da…
Suena el teléfono…
Pandora levanta la cabeza y silba sacando su lengua bífida cuando oye el ring… La pobre… Tengo que cambiarla de sitio. Recojo unos cuantos sobres de correspondencia de encima de la mesa… Joder, facturas y más facturas… Bueno, también alguno de esos sobres que te envían diciéndote que has ganado un superpremio de nosecuantos euros. Parece mentira que haya gente que todavía caiga en esto… Vaya un márketing…
Suena el teléfono…
Paso por encima de las zapatillas de deporte que he dejado anoche delante del sofá y aprovecho para beber un sorbo de agua del vaso que dejé encima de la mesita… Si es que llega la noche y no me da tiempo a nada… Entre el trabajo y estudiar, no tengo tiempo ni para mí… Pero bueno, al menos es un dinero, y no lo gano mal precisamente…
Suena el teléfono…
Saco un cigarrillo de la cajetilla. Mierda, sólo me quedan dos… Tendré que bajar luego a comprar, porque seguramente hoy tampoco podré salir. Los viernes la gente se vuelve loca…
¿Dónde habré puesto el mechero? Debajo del cojín no está, bueno, las cerillas de las velas sirven…
Suena el teléfono…
Enciendo el cigarrillo, suelto una bocanada de humo y me siento en el sofá al lado del impaciente teléfono que no deja de sonar. En cierto modo es bueno hacerles esperar, que sepan que no son los únicos a los que tengo que atender…Es un trabajo sacrificado, pero vale la pena de momento, por el dinero y por lo que me aporta a la carrera. La psicología sirve de mucho para esto y así puedo aplicarla de primera mano… En cierto modo me metí en esto por eso…
Suena el teléfono…
Descuelgo el auricular y lo acerco cuidadosamente a mis labios en un ademán más que acostumbrado…
-¿Diga? – Con voz neutra al principio, despreocupada…
-Hola. Soy yo. – Con la de gente que llama… Menos mal que tengo gente asidua y reconozco las voces. Algunos son ya como buenos amigos, como una especie de relación paralela en un mundo aparte de mi vida real… Sonrío sensualmente y me mojo los labios. Parece una tontería, pero esto se transmite realmente a través del teléfono…
-Hola cielo. ¿Qué tal estás hoy, cariño?
-Bien. Un poco solo…
-¡Oh! Pobrecito mío… - Ahora entiendo por qué hay tantos que llaman por la mañana o al mediodía. Y yo que al principio pensaba que cuando más trabajo había era por la noche… - No te preocupes, te haré compañía el tiempo que tú quieras. ¿Dónde estás hoy?
-En Japón. Ya sabes… Nunca estoy mucho tiempo en el mismo sitio.
-Mmmm… Japón… - Por dios… ¿Cuántas horas hay de diferencia con Japón? En fin… qué más da… Qué sé yo de Japón que me pueda servir… Geishas, sake, fiestas nocturnas… - ¿Ya has ido a alguna de esas fiestas nocturnas que dan en los distritos de Geishas? Mujeres preciosas con kimonos de seda entreabiertos que te sirven sake tibio… ¿te gusta?
-Bueno… no he ido aún. Tengo una invitación para mañana por la noche, pero creo que prefiero a las chicas con menos ropa encima…
-Hmmm… - me rio ligeramente, burlona – Lo sé, corazón, sé cómo te gustan a ti las chicas… Pero es que hoy casualmente llevo un kimono puesto ¿sabes? – Al final, me ha servido un poco en bandeja la ambientación…
-¿Un kimono? ¿Y cómo es?
-Pues es negro, de seda, con bordados en rojo. Muy suave y largo, me acaricia la piel al moverme y eso me encanta… - Bajo la voz hasta convertirla en un susurro – El bordado es un dragón con una serpiente… entrelazados… como haciéndose el amor…
-Qué sexy… ¿Y llevas algo más?
-Cariño… cuando espero que me llames sólo me pongo lo que te gusta… Las tangas son negras, nuevas… de lycra y lazo… pequeñas, pequeñísimas… - me río ligeramente de nuevo, seductora – Hmmm… medias negras a media pierna y nada más… Sólo el kimono entreabierto… Casi puedes verme el pecho, un sendero suave…
-¿Tienes lencería nueva? Me encanta eso… Quiero que abras la ventana…
-¡Eeehhh! Hace frío… ¿en serio quieres que la abra? – Joder ¿pues ahora le ha dado por cosas nuevas también o qué? Si la abro de verdad me voy a congelar… Menos mal que llevo el chandal…
-Sí. Ábrela. Como si estuvieras aquí. Hace mucho frío, quiero que te sientas como yo… - suelto el teléfono, me levanto y abro ligeramente y cierro otra vez. Siempre quiero hacer las cosas lo más real posible, al fin y al cabo hay gente muy sutil que se da cuenta de las diferencias. Vuelvo al teléfono.
-Bueno, ya estoy de vuelta, cariño… - sonrío siempre- He tenido que cerrarme un poquito el kimono, si no me voy a poner enferma… Y tú no quieres eso ¿verdad? – Muy melosa, como con mimo, haciendo un ligero puchero…
-No, preciosa, claro que no…
-Hmmm ¿sabes una cosa? Se me han puesto los pezones duros… durísimos… debe ser el aire frío… ¡Bufff!
-Ahhh… Los pezones duros ¿eh? Ábrete el kimono… quiero que te los acaricies… - A este le gusta decirme lo que tengo que hacer. Casi lo prefiero, así no tengo que volverme loca inventando cosas, simplemente obedezco y listo… Y además, hoy hasta me apetece… Este tío siempre me ha caído bien, debe ser un ejecutivo o algo así, de un lado para otro por lo visto. Parece que siempre me llama desde un sitio distinto, aunque claro, al teléfono cualquiera puede inventarse cosas, igual que yo… Lo mismo es un empleado de gasolinera metido en un cuartucho… Pero no lo creo. El vocabulario que usa, cómo habla y el control de la situación que intenta mantener siempre son de alguien con formación y acostumbrado a la presión y a estar arriba.
-Ya estoy cariño… Mmmm… El roce es muuuuy agradable… Pero creo que voy a hacerlo un poco más intenso… Voy a meterme el dedo en la boca y a mojarlo bien, lamerlo con la lengua haciendo círculos para que esté bien húmedo y a sacarlo rozándo los labios… - Una breve pausa, mientras lo hago – Ahhhh, ahora sí… me encanta… El aire frío de la ventana es más intenso así, como si fuera hielo…
-Acaríciate las piernas. Quiero que te quites las medias…
-Muy bien… Me las estoy quitando poco a poco… Ah… se me ha abierto el kimono… Ha resbalado por uno de mis hombros… Hmmmm ¡es tan suave! Se me ven los pechos y la ropa interior...
-Sí… tócate…
-Ahhh… La lycra es muy agradable… Siento mis dedos cuando los paso sobre la tela de la tanga… Apenas me tapa el vello…Es muy recortada ¿sabes?
-Ahh… me gusta así… Puedo verte perfectamente en mi cabeza…
-Estoy acariciándome entre las piernas… me gusta pasar el dedo por los lados de la ropa interior, rozándo entre la piel y la tela… Apenas tocar mi monte de Venus siento como si fuera tu mano la que me toca…
-Sí…yo te guiaré… Haré que te guste… Deshaz los lazos…
-Sí, cariño... Mmmmm… - Hasta me está empezando a gustar y todo… Sonrío, meneando la cabeza. ¡Si no fuera un trabajo…!- los voy desatando poquito a poco… Deslizando suavemente el extremo… Primero uno… ahora el otro… Ahh… Ya no tengo nada que me tape, cielo… Estoy sin nada y con el kimono abierto, he deshecho el lazo del kimono también… Pero tengo frío, el aire me ha puesto la piel muy sensible… Dame calor, cariño…
-Claro que sí… hmmm… Acaríciate los pechos, me gusta que te acaricies, me pone a cien…
-Hmmm… Estoy pellizcándome los pezones… siguen duros como piedras… tensos y erguidos… Estoy muy excitada… ¿tú lo estás? – Oigo su respiración… Claro que lo está…
-…
-Sé lo que estás haciendo… Y me gusta… Quiero que te acaricies suavemente, piensa que soy yo… piensa que es mi lengua la que está poniéndotela dura… Sí… Con mi cabeza entre tus piernas… Lamiéndotela, de abajo arriba… Como un caramelo… Como esos caramelos que comen las niñas malas… - Oigo un jadeo…- Para metérmela entera en la boca… Mmmmm… Me gusta saborearla, chuparla, acariciarla con los labios entreabiertos mientras me toco…
-… ¿Te estás tocando?… - Apenas es un susurro…
-Oh, sí… Me estoy acariciando… Estoy húmeda ¿sabes? Puedes verme… Acariciar mi entrada… Esa cueva oscura y tibia donde te gusta meterte… Ahhh… Sí…
-… Sigue…
-Me gusta pensar que eres tú lo que noto entrar en mí…
-… Métete el dedito, preciosa… sí… Usa las dos manos…
-Cielo… si uso las dos manos no puedo estar cómoda al teléfono…
-Te aseguro que será sólo esta vez… No tendrás que hacerlo más… Venga… hazlo… Sólo esta vez… Acariciate con las dos, ya sabes… Sin dejar de tocarte…
-Está bien… sí…lo meto… y lo saco… Me gusta notarlo mientras me toco… voy a chuparlo, a lamer mi dedito mojado… mmmmm… te gusta que lo haga… lo sé…
-…
- Quiero ponerme encima de ti ¿puedo? Por favor… ¿puedo? – Como una niña mimosa que necesita que le dé permiso…
-... ah, sí… sí…
-Síiii… así… ¿lo notas? La siento dentro… me muevo… sí… Hmmmm… Arriba y abajo… Chúpame los pezones, cariño… Sí…
-…
-Voy a tocarme mientras los acaricias… quiero que sientas cómo me toco mientras me follas… Hmmm… me gusta… - oigo un jadeo profundo... – Ahh sí… más fuerte… fóllame más fuerte… quiero sentirte bien dentro… Ahhh… mmmmm… sí… - lo oigo jadear, entrecortado… ya está cerca…
-…sí… sí…
-Ya estoy a punto cariño… Voy a correrme… ¡no pares!... ¡no pares!...
-AHHH… - un gemido…
-AHHH… - lo imito…
Hay un silencio… Siempre me sorprendo de mi actuación… Y del buen resultado que da, sobre todo con él. Cojo el vaso y bebo el agua que queda. El cigarrillo se ha fumado solo en el cenicero… En fin… mejor, uno menos que fumo…
-¿Pandora?...
-Dime, corazón. – La verdad es que es un plan haberme puesto el nombre de mi mascota, pero en fin… Así no me olvidaba al principio. Después de pensar tantos nombres…
-… Gracias… - Siempre es agradecido. Es el único que me da las gracias… Aunque nunca he entendido muy bien por qué. Supongo que aunque hagamos este teatro telefónico él es consciente todo el tiempo de que no es real… Debe ser muy triste… sentirse muy vacío…
-No tienes que dármelas, cariño... Ya lo sabes, siempre estoy aquí para ti. Además… - Sonrío ampliamente – también yo disfruto…
-No es lo mismo… Lo sé… Sé cómo es esto… No me lo oculto a mí mismo… - es tal y como yo pensaba. Es la primera vez que lo reconoce, así que decido darle un poco de ánimo. Al fin y al cabo, me cae bien…
-No cielo… No te engañes… A veces también yo disfruto ¿entiendes lo que quiero decirte?
-… ¿Cómo dices? – Noto sorpresa en su voz. Por un momento no sé si he hecho bien. Me pongo un poco tensa…
-Bueno… Que sigo siendo una mujer… Humana… Ya sabes…
-… ¿Lo dices en serio? ¿También te gusta? – Ahora ya no hay sorpresa, sólo curiosidad. Me relajo, ya están las cosas en su sitio.
-Sí, cielo. Quédate tranquilo… - Sonrío de nuevo - Soy muy feliz si tú disfrutas… Eres un hombre encantador.
-Bueno… tengo que colgar.
-Claro. Espero que me llames pronto… Quizá la próxima vez me cuentes algo de la fiesta de mañana.
-Sí… Adios Pandora…
-Adios.
Quince días después…
Suena el portero automático. Otra vez el cartero ¿es que no tiene otro piso al que llamar? Un edificio de siete plantas y sólo llama al mío. Todos los días igual. Cualquier día dejo de abrirle…
-¿Quién es?
-Cartero, señorita.
-Muy bien – Abro la puerta – pero procure ir alternando los pisos a los que llama, que siempre toca en el mío.
-Señorita, es que traigo un certificado para usted.
-Ah, bueno. Suba entonces. – Vaya. Para una vez que le digo algo y meto la pata…
Apenas tarda un momento en subir, vivo en el tercero, así que no es tanto… ¿De quién será el certificado? Igual es algo de mis amigos de Vitoria, siempre suelen enviarme cosillas por estas fechas.
-Firme aquí, por favor. – Es un paquete medianito, envuelto en papel de paquete marrón con mi dirección escrita en una pegatina sacada por impresora. No. Definitivamente no viene de Vitoria.
-Gracias.
Cierro la puerta y me quedo mirando el paquete. Estoy bastante extrañada… ¿De quién será? No trae remite… Qué cosa tan extraña… Lo que está claro es que es para mí y que se han encargado de que lo reciba. Paquete certificado con acuse de recibo. Está muy bien envuelto, cuidadosamente, con pulcritud. Me voy al sofá y me siento con las piernas cruzadas. Lo abro. Es una caja envuelta en papel de regalo. ¿Pero esto qué es? Es una caja con un auricular inalámbrico para el teléfono… Miro hacia la ventana al edificio de enfrente. Todas las ventanas están cerradas, no hay nadie asomado ni se ve a nadie tras los cristales… ¿Será una broma de mi novio? Ya se lo preguntaré cuando llegue… ¡Como sea suyo me va a oir! Vaya susto… Lo saco de la caja y lo enchufo, me lo pruebo… La verdad es que es cómodo que da gusto… Bueno, la verdad es que para trabajar me viene genial…
Suena el teléfono…
¿Qué hago? ¿Cómo funciona esto? Voy a estrenarlo. A ver qué tal…
-¿Diga?
-Hola. Soy yo.
-Hola cielo. ¿Dónde estás hoy? – Es él. Sonrío. Me gusta que me llame este tío… De entre todos los que llaman es el más educado, y además es el único que me da morbo. Quizá algún día pudiera conocerlo… ¡Pero qué digo! Ya estoy sufriendo la dependencia de mi profesión. Creo que tendré que dejarlo pronto…
-Bueno, en otro lugar. Ya sabes. Como siempre.
-Ahhh, no tienes por qué decírmelo si no quieres – Qué raro, siempre me cuenta dónde está…
-¿Estás cómoda?
-Sí, claro. Siempre lo estoy contigo, cariño.
-¿Te ha gustado mi regalo?
-… - ¡¡¡JODER!!! ¡Y este tío cómo se ha enterado de mi dirección!
-Ahora tendrás las dos manos libres…
¡¡DING-DONG!!