Me encanta hablar sobre el travestismo ¿se me nota mucho? Bueno, pues siempre me ha llamado la atención que en el mundo BDSM parece emplearse mucho la feminización del sumiso como arma de humillación, siendo la imagen más típica la del hombre vestido de criada. Y siempre he pensado que no todos somos así. Con mis respetos para lo anterior, en mi caso no busco humillación alguna, sino todo lo contrario: liberación. Así que si me visto de chica es para hacerlo como lo haría una fémina que frecuenta Stradivarius y Bershka, donde me muevo como pez en el agua; para verme como una chica rockera, y no para sentirme como una criada del marqués de Sade. Para colmo, vivimos en unas islas donde hablar de travestismo es sinónimo de pensar en carnavales, con la consiguiente imagen de un tío con las piernas sin depilar, zapatillas deportivas, minifalda, sujetador con copa para la que no habría letras en el abecedario, peluca gigantesca, y que además se comporta y habla con un amaneramiento grotesco. No me siento identificado para nada con tal modelo de travestismo. Yo no me disfrazo de mujer, sino que me visto de mujer, que es cosa bien distinta. Lo primero es una burla, una ridiculización de la condición femenina. Lo segundo es una exaltación de la feminidad, de esa feminidad que los sumisos sanamente envidiamos, independientemente que seamos travestis, transgéneros, transexuales o cualquiera de sus formas intermedias. No hace falta por ello decir que una de las cosas que más repulsión me provoca
son esas carreras de obstáculos del tipo "mascarita ponte tacón", y sólo para varones. ¿Alguien al que realmente le encanten los tacones podría mofarse de ellos en un espectáculo como ese? En cierto ocasión visité a una dómina profesional (Carla von Kemnitz, un encanto de mujer), y me pasó un cuestionario en el que yo marcase con una x el tipo de ropa que me gustaría llevar. No había casilla para lo que yo, tímidamente
, escribí al margen: "como mi ama"... ¿Es que es incompatible ser sumiso y al mismo tiempo desear vestirse a imagen y semejanza de una mujer que ves como una diosa? Pensemos en los admiradores de artistas y cantantes, y que se visten e imitan estilos y comportamientos de sus ídolos. O simplemente dos enamorados que llevan prendas similares, porque así se sienten más cerca el uno del otro. Por eso siempre diré que, de igual manera que hay muchas clases de homosexuales, en el caso de los travestis, y cualquiera que sea su orientación sexual, sucede lo mismo, hay muchos, y radicalmente distintos entre sí, como tan diversa y variada resulta ser la sexualidad humana.
Me gusta el otoño, porque es cuando las chicas usan las botas.