Presentación

[Zarpetica]

Hace como cinco presentaciones tuyas atrás, que me queda claro que eres, que te gusta, como lo disfrutas, cuando y donde...

Lo que no me queda claro es que no me digas cuando quedamos para ir de compras... xDDDDDDD

Pero bueno, me da a mí que además de envidia sana... sientes egoísmo… porque no compartes tus momentos de compras... (te odio sano)

Da igual! iré sola (se me sale lo de caprichosa) y me deleitare viendo tiendas, buscando esas cositas, detalles que tanto deseo y tengo en mente... ya que mañana sábado en la noche tengo una inauguración a la que asistiremos mi Amo y yo y quiero ir mas que guapa… radiante se que iré, últimamente lo estoy mucho al verme al lado de mi Amo…

Bueno, tú te lo has perdido, no sabes lo buenísima que soy yo comprando!

Besitos…


Pd: me meo de la risa siempre que escribes, no sé como lo logras pero lejos de salir corriendo cada vez que veo un texto kilométrico tuyo, me acerco, me acomodo en la silla y a disfrutarte leyéndote.

[oculta]

Un poco exhibicionista sí he salido, me temo!!!!

Además de ser muy entretenido leerte, la verdad es que me has hecho ver de otra forma el travestismo.
En mi desconocimiento, tenía una percepción errónea... del mismo modo que tampoco entendía, no hace tanto tiempo atrás, ese mundo "oscuro" que de vez en cuando aparecía entre las páginas de un libro y que, a día de hoy me parezca tan natural.

Zarpetica, disfruta esta noche!!!!!



Besitosssss

[nacidoparasumision]

Zarpetica: "Pero bueno, me da a mí que además de envidia sana... sientes egoísmo… porque no compartes tus momentos de compras... (te odio sano)"


Pues va a ser que nooooooooo. Un travesti no vive su afición con egoísmo, sino todo lo contrario. Lo que más desea un travesti es poder compartir su feminidad con una mujer, y salir con una chica de compras las dos (y digo bien "las dos", no "los dos"). El problema es que a los travestis le pasa lo mismo que a las prostitutas, los homosexuales (los gay normalitos, quiero decir, no los famosos de la televisión), ciertos transexuales o las dominatrices, que son conscientes de que su estilo de vida es en mayor o menor medida rechazado por la sociedad, y ello les obliga a procurar no exhibir demasiado su forma de ser, que tienen que reservar para la intimidad. Y como uno no es masoquista, en el sentido más patológico de la expresión (que no en el bedesemero), pues no me apetece que me estén machacando a cuenta de mis "rarezas". Por eso intento ir despacio, con prudencia, con pies de plomo (ummmm, mejor dicho, con pies con plataformas ), para no meter la pata (o mejor dicho, para no meter el tacón ), porque por triste experiencia de la vida sé lo doloroso que puede resultar constatar el desprecio de una mujer hacia alguien con un gusto como el mío. No quiero tropezar en la misma piedra, así que procuro extremar la prudencia. Las personas que más daño emocional nos pueden hacer son aquellas a las que amamos. Mientras un skinhead no me de un palo con un bate de béisbol, si éste me llama "maricón de mierda", dicho "piropo" lo consideraré como una muestra inequívoca de sus limitaciones intelectuales. Pero si ese mismo insulto me lo hiciera una mujer de la que yo estuviese enamorado, entonces sí podría hacerme, no mucho, sino muchísimo daño. Es por eso que intento acercarme a las mujeres con la misma prudencia que emplean muchos machos de algunas especies de arañas: El macho avanza unos centímetros por la red, y cuando la hembra -que suele ser de mayor tamaño que el macho- se le acerca, él retrocede. No es tonto el bichito. Ese macho está diseñado genéticamente para acercarse a la hembra, pero al mismo tiempo está programado para practicar el "aquí, te pillo, aquí te mato, y aquí me doy a la fuga antes de que me comas", porque sabe que si se descuida podría acabar convirtiéndose en reserva alimenticia para su prole , cosa que por "salidos", le suele pasar al final a muchos de sus colegas menos espabilados. Es cierto que conversar vía internet tiene la ventaja de que, desde el anonimato, puedes decir cosas que normalmente no le dirías a la cara a un desconocido, menos a un conocido, y jamás a un familiar. Por contra, el mismo medio tiene el inconveniente de que no le ves el rostro a la otra persona, y eso te priva de la seguridad que te puede aportar "leer" el lenguaje facial de alguien, donde, al igual que el perro que menea la cola en señal de amistad, uno puede captar si le caigo bien o si le resulto antipático a quien tengo frente a mí.
Y ya que estamos hablando de la sensación que te aporta ver la cara de una persona, aprovecharé para contarte, Zarpetica, que el sábado pasado he salido del armario... Ha sido, como no podía ser de otra manera, en MaryPaz, y con las mismas dos empleadas del día anterior. Y si ha sido así lo fue porque en la conversación que había tenido con ellas me había parecido advertir un no rechazo hacia lo que yo pudiese ser. De manera que esta vez he ido directo a por unos botines con tacón de aguja de 13 cm, más 3 cm de plataforma, en ante, y de color burdeos; lo he tomado en mis manos, y le he dicho a la chica: "el otro día me quedé enamorado de éste". La chica alta me ha preguntado: "¿de qué talla?" Y yo lo he dicho: "de la mía". La otra chica (de la que no había hablado en mi anterior crónica de sociedad) se ha reído, y ha dicho en voz alta, y demostrando tener buena memoria: ¡¡¡la 41!!! Los tres nos hemos reído muchísimo . La chica alta ha ido a buscarlos, pero ha vuelto con 3 cajas, diciéndome que, desafortunadamente, no había del modelo y talla que yo buscaba, así que me traía otros parecidos. Me los ha enseñado, pero como yo ya estaba encaprichado con los de color burdeos, he preferido guardar castidad con dicho modelo para momento más propicio. No obstante, y ya que estaba allí, y totalmente desmelenado, en plan "noche loca" , me he llevado otros botines de cuña que tienen 12'5 cm de tacón y 3 cm de plataforma. Son unos que tienen un estampado en piel de leopardo en color azul marino en la parte del talón, y que, por cierto, hacen juego con unos leggins y una sudadera que tenía de temporadas anteriores, también azules con estampado felino en negro. La chica, como buena vendedora, me ha dicho que la próxima semana vendrá más mercancía. Y claro, -¡excusa perfecta para volver!- me ha sugerido que me puede reservar un par de los de color burdeos para el próximo sábado, proposición a la que yo he accedido de muy buena gana. Por eso ahora cada mañana descuento un día en la cuenta final, cada vez más emocionado a medida que se acerca el fin de semana, como una novia en espera de su boda con su príncipe . En fin, que la experiencia ha sido muy grata, pues hemos conversado sobre este tema con total libertad. Según ellas no soy el único chico que se ha pasado por allí, y con similares intenciones , aunque, eso sí, son pocos. Me imagino que el no tener tallas mayores de la 41 (creo que por correo puedes pedir una 42) limita mucho la demanda potencial para aquellos chicos con pies más grandes; otros, porque no se atreven, y quizá, también otros porque ¡¡no saben lo que se pierden!!

[nacidoparasumision]

oculta: "Además de ser muy entretenido leerte, la verdad es que me has hecho ver de otra forma el travestismo. En mi desconocimiento, tenía una percepción errónea."


Me alegro, oculta, que ahora veas el tema del travestismo de una manera diferente. En realidad creo que son muy pocas las personas que de verdad lo conocen en profundidad. Yo mismo también tenía una visión muy errónea de ello. Los equívocos son varios. El principal de ellos es asociar travestismo con homosexualidad. Recuerdo hace años entrar en alguna sex-shop para clientela gay de las que hay en las grandes ciudades europeas. Y me acuerdo de la sensación de estar en "territorio comanche"; de que aquello no iba conmigo; de que me había equivocado de puerta. Porque aquellas tiendas no ofrecían productos destinados a una clientela de hombres "femeninos", sino todo lo contrario. Un extraterrestre que entrase en aquellos locales podría pensar que en este planeta sólo hay varones. Nunca jamás he visto una invisibilización tan grande de lo femenino como la que se puede dar en una sex-shop para clientela homosexual masculina. Todo allí era ropa de cuero negro, botas gruesas para motoristas, gorras paramilitares, uniformes. Todo allí era un culto a la masculinidad, como no cabe esperar de otra manera, porque ¿qué otra cosa que lo viril es lo que le gusta a un gay? Y creo que la oferta responde a la demanda. Si tal como supone la gente de la calle, homosexualidad y travestismo fuesen asociados, sería previsible que unas sex-shop como las comentadas ofrecieran prendas femeninas para clientes masculinos, como, por ejemplo, zapatos de tacón en tallas grandes (cosa que sí puedes encontrar en sex-shop "normales", pero no en las de clientela gay). No cuento con datos estadísticos, pero sí te puedo proponer, oculta, hacer un ejercicio visual . Fíjate que si hay en nuestra cultura un elemento que en la mujer resalte su feminidad es llevar el pelo largo. Actualmente en nuestra sociedad está admitido que un hombre lleve el pelo más largo de lo habitual. Incluso el mismísimo José María Aznar, a pesar de lo conservador que es, se ha permitido el lujo de llevar una "melenita". Sin embargo, y te pregunto ahora, ¿cuántos gay conoces, ya sea famosos de la televisión, o simples amigos, que lleven el pelo largo? ¿No sería previsible que un homosexual se dejase crecer el pelo, logrando así un look más femenino? El único varón famoso con pelo largo del que a priori pudiese sospecharse homosexualidad (por aquello de que tiene "pluma", aunque eso no es concluyente para adivinar su orientación sexual) es Mario Vaquerizo, y él mismo dice que no lo es; que se siente heterosexual, y yo creo que es sincero. Es cierto que determinados colectivos de homosexuales (y hay muchos tipos de homosexuales) pueden ser más cuidadosos con su apariencia externa, en cuanto a cuerpo e indumentaria, respecto a los hombres "normales", pero cuando ello sucede, suelen jugar siempre con elementos estéticos masculinos. Les gusta ir al gimnasio; les gusta estar sexys, ser metrosexuales, marcar el "bulto"... . Pero salvo excepciones, que también las hay, a los homosexuales masculinos en general no les va para nada lo del travestismo . Te sugiero la búsqueda en Wikipedia del término "travestismo", donde ya se dice que "El sexólogo alemán Magnus Hirschfeld señaló en su obra clásica Die transvestiten (1910), y posteriores estudios han confirmado, que el travestido es casi siempre de orientación heterosexual, aunque algunos travestidos pueden ser bisexuales y más raramente homosexuales." Y ya ves, hace más de un siglo que desde un punto de vista científico se sabe, pero todavía en la actualidad la gente sigue pensando exactamente lo contrario, y suponiendo que un travesti es lo mismo que un homosexual. Ese desconocimiento no sólo se da a nivel de la calle, sino que también se encuentra en sectores "cultos" de la sociedad, e incluso en aquellas ideologías políticas que modernamente se han autoerigido en supuestas portavoces de las minorías sexuales. Un buen ejemplo de ello es la siguiente noticia aparecida en el izquierdista diario digital Público.es: "Homosexuales bajo el yugo de Franco" (25/07/2012), donde el texto va acompañado de la imagen de un hombre vestido de mujer , demostrando, así, que los que pretenden dar lecciones sobre este tema carecen de los conocimientos mínimos para disertar sobre ello.
El otro grave error que tenemos sobre el travestismo, y especialmente para los que vivimos en unas islas tan carnavaleras como las Canarias, es asociar travestismo con hombres "disfrazados de mujer" en los carnavales. Porque travestismos hay muchos. Y nada tiene que ver el travestismo del hombre que en la intimidad saca fuera su lado femenino, con aquel otro travestismo del hombre que, medio borracho, sale a la calle a hacer una parodia de la condición femenina. ¿Qué pasa? Pues que el travestismo que vemos es ese travestismo callejero, horterísimo y grotesco, mientras que el otro, como suele quedarse en la intimidad del hogar, pocas veces llega a nuestro conocimiento. Y tan íntimo se queda este placer sensual que en muchas ocasiones es un travestismo practicado por hombres que tienen pareja femenina, que conviven en la misma casa con su mujer, pero donde ellas ignoran el gusto de su chico, novio o esposo. Si ellos no se atreven a contárselo es porque, con fundado o infundado temor, sospechan que ello podría conllevar una ruptura de la relación, y también es consecuencia de que entre ellos y ellas no traten de investigar, para complacer a la otra parte, las fantasías de unos y otras. Así, y al igual que muchos hombres acuden a dóminas profesionales para tener con ellas juegos BDSM de pago, sucede lo mismo con el travestismo. Tanto unos como otros lo hacen a espaldas de sus amigas, novias o esposas, porque saben que ser sinceros y decirle a tu pareja lo que te gusta puede costarte muy caro.
Y una útlima reflexión: ¿hay alguien que pueda sentir ganas de vestirse a imagen y semejanza de lo que odie y desprecie? ¿No es más lógico suponer que deseamos vestirnos imitando aquello que nos gusta; que nos atrae; que adoramos? ¿Nadie se ha fijado en esas parejas de adolescentes muy enamorados donde él y ella llevan prendas y calzado de la misma marca, y donde hay una imitación del look de su pareja (él de ella, ella de él, o ambos entre sí)? Si yo fuese chica, y supiese que mi pareja masculina es travesti, me preocuparía que él dejase de travestirse, porque ello sería señal de que ha perdido su amor por las mujeres.
Cunnilingus para todas, y feliz día .

[nacidoparasumision]

Ayer olvidé añadir el enlace de la noticia aparecida en un medio supuestamente "solidario" con las minorías sexuales, pero donde de forma estereotipada identifican el travestismo con la homosexualidad, ofreciendo la imagen de un hombre vestido de mujer como arquetido de varón gay. Pinchen (en el link, no en otro sitio ) y vean:

http://www.publico.es/espana/440025/hom ... -de-franco

[nacidoparasumision]

No sé si es que estoy afectado de una andropausia precoz, pero he de admitir que esta temporada otoñal todavía no me he comprado ni un sólo leggins. Y me extraña, porque nada mejor para acompañar a unas botas que unas mallas estampadas en vivos colores. Pero es posible que ahí -en los colores- esté el motivo de la escasa atención que he dedicado estos meses a dicho tejido. Porque la verdad es que los leggins que he visto últimamente no me gustan nada de nada. Predominan los tonos apagados, mustios, tristones, en plan piel apolillada de leopardo disecado, carentes de gracia alguna . Únicamente vi en las tiendas de "Encuentro" y "Bershka" algunos leggins con bonitos dibujos tipo cachemir. Pero me contuve y no caí en mi tendencia a comportarme como una compradora compulsiva, porque caprichoso y maniático que es uno, comprobé, desolado, que como tonalidad de fondo predomina el color verde. Y claro, es verdad que soy un poco ecologista, que no es lo mismo que ecologeta (o persona que vive y se beneficia del activismo mediombiental), y que el verde de los campos y montañas me lleva a desear salir a patear (con botas de senderismo, ¡eh! ) por nuestros antiguos caminos. Pero también es cierto que desde el punto de vista de la estética corporal, el verde es un color que no me resulta particularmente sensual. No sé si será porque lo asocio con ciertos fluidos nasales, con los del tricornio, o con las moscas de similar tonalidad , pero lo cierto es que dichos leggins verdosos los veo casi como si fueran pijamas, prenda, esta última, que me inspira tan nula atracción como estar vestido de "caballero", con chaqueta y corbata. Pero ya que estamos hablando de leggins diré que se trata de un "must" al que venero por varias razones. Una es que, a diferencia del calzado donde no es frecuente que él y ella lleven la misma talla, con los leggins es más fácil el intercambio de prendas con tu pareja, lo que puede permitir, tanto al chico como a la chica, experimentar el exquisito gusto de ponerte algo que antes ha llevado la persona amada . El otro atractivo de esta maravillosa prenda es su capacidad para convertirse en una segunda piel. Son casi como un tattoo de quita y pon, como una forma de expresarte a través de las piernas, y que complementa el lenguaje no verbal de la cara y las manos. Un sólo problema le encuentro a las mallas, y es que al pegarse a tu cuerpo, contornean, como un visor en tres dimensiones, todo tipo de elevaciones y depresiones que pueda existir en la superficie de nuestra anatomía. Y claro, al llegar a donde se juntan las extremidades inferiores, se aprecia una protuberancia que rompe la hasta entonces armonía del conjunto. ¡Ojo! Este tema no es baladí, pues nos puede permitir adivinar ante qué tipo de sujeto nos encontramos. Hablaba el otro día de las diferencias entre homosexuales y travestis. Hoy añadiré también a los transexuales. Porque aunque la realidad pueda ser más compleja, me atrevería a decir que en función de la reacción del usuario ante unos leggins puestos, podríamos llegar a adivinar si estamos ante un homosexual, un travesti o un transexual. Un gay con leggins estaría orgulloso de llevarlos, pues así podría marcar el "paquete" . Un travesti, en cambio, más bien preferiría disimular u ocultar tal convexidad . Finalmente, un transexual optaría por la opción radical, "cortando por lo sano" , y nunca mejor dicho. Claro está que pueden darse modelos intermedios entre los tres descritos, pero en lo esencial creo no equivocarme en cuanto a la valoración y estima que tienen los colectivos citados respecto a sus aparatos reproductores. Por lo menos en mi caso no soy de los que dan una hipervaloración a lo gonadal a la hora de pensar en el erotismo. Si me gusta una chica no es por lo que lleve entre las piernas, sino porque la percibo como femenina. Y la feminidad desde un punto de vista puramente visual es todo un conjunto de factores en los que participan cosas como la cara, el pelo, o la forma de vestir, y donde reconozco que no pienso nunca en lo que se supone que los hombres heterosexuales deberían pensar. No soy una especie de taladro con dos patas dispuesto a perforar todo agujero que se me ponga a tiro. Podrá haber hombres de esa tipología, pero no es el caso mío. Es por eso que siempre he pensado que puedo vivir sin penetración, pero no sin amor y comunicación. El coito es una opción muy válida dentro del universo de la sexualidad, pero no necesariamente tiene que ser la única e imprescindible vianda para la vida íntima diaria. Esa visión no genital de la feminidad puede llevarme a equívocos, sin por ello dejar de reconocerme heterosexual. Imaginémonos, por ejemplo, que me ponen delante dos fotos de sendas personas. Una es la del modelo Andrej Pejic (http://en.wikipedia.org/wiki/Andrej_Peji%C4%87) y la otra es la del teórico bedesemero Patrick Califia (http://www.salon.com/2003/02/19/califia/). Está claro que Andrej Pejic es un varón, y que Patrick Califia, aunque ahora es oficialmente "hombre", fue inicialmente una mujer, lo que me lleva a sospechar que, probablemente, siga conservando sus genitales femeninos. Pero a la vista de mis ojos , a quien veo como portador de belleza femenina es a Andrej Pejic, y no a Pat Califia, por muy hombre y mujer biológicos que sean, respectivamente, el primero y el segundo . Lo que me lleva a concluir que, para mí, está claro que lo de ser "hombre" o "mujer", poco tiene que ver con aquel dicho de "lo que hay que tener" .

[nacidoparasumision]

Hoy me he levantado con agujetas. No, no se crean ustedes que ayer hice la ruta Cruz del Carmen-Chinamada-Punta del Hidalgo, cuesta arriba y caminando hacia atrás . El caso es que ayer decidí estrenar las nuevas zapatillas con cuña interior de Carolina Boix, pero en el sitio para el que han sido diseñadas, que es la calle, y no en el interior del hogar. No es exactamente el modelo que aquí ofrezco (http://www.carolinaboix.com/22690.html), sino otro de un sólo color, concretamente en tonalidad crema. Lo bueno que tienen estas deportivas para un chico es que si tienes unos pantalones suficientemente bajos, las puedes semiocultar, por lo que puedes salir tranquilamente a la calle sin llamar la atención, porque uno no es exhibicionista y sólo le hago desfiles de modelos a una chica en la intimidad. En la práctica caminas con una cuña de 10 cm de altura (las deportivas de Carolina Boix tienen más altura de cuña que la media de otras marcas), pero sin atraer hacia ti las miradas que, presumiblemente, generaría el caminar con tacones de aguja de similar tamaño, botas de punta, y llevadas por fuera de unos vaqueros tipo pitillo. He pateado Santa Cruz con ellas, de día y de noche. Las he usado para simplemente caminar, o para ir de compras. La experiencia ha sido muy grata, recordando especialmente cuando caminaba lentamente con ellas, y empujando mi carrito dentro de un supermercado. Porque el único problema observado ha sido el de la velocidad. El caso es que uno está acostumbrado al uso diario de las Reebok modelo "princess" de color blanco (http://shop.reebok.com/us/product/women ... hoes/MU536), que es un diseño para chicas, claro , pero que, al ser planas, te permite la misma agilidad motriz que cualquier otra zapatilla deportiva. Y naturalmente, no es lo mismo caminar con unos tenis normales, que con otros que se levantan 10 cm por la popa. Así que se impone moderar la marcha, o mejor aún, salir a caminar junto a una chica, para que así, acompañado, pueda ir como sin prisas, tomando conciencia de que no estoy en una prueba de atletismo. Al ir a pagar en el supermercado, la cajera me ha sonreido , y me ha parecido que lo hacía con mayor gracia que otras veces, lo que me ha llevado a formular la siguiente hipótesis: ¿Los 10 cm de diferencia que separan a un hombre de 1'74 de otro de 1'84 pueden generar mayor número de sonrisas femeninas? Será cuestión de hacer una muestra y contrastar resultados: 100 pagos con cuña, y otros 100 con 10 cm menos de altura, a ver si con la cuña ligo más .
Mientras caminaba disfrutando con mis zapatillas con cuña he pasado junto a una peluquería de mujeres. Siempre pienso en lo mismo cuando paso frente a uno de estos establecimientos, y es que, no sé si como simple fantasía o realidad, me gustaría hacer ese trabajo. Porque debe ser una auténtica gozada dedicarte a realzarle la belleza a una mujer. Pero, como alguien me dijo en una ocasión, no es lo mismo pensar en una fantasía sexual que realizarla. Porque a veces disfrutas, y en otras ocasiones te lleva a la frustración. El caso es que en esta ocasión se trataba de una peluquería regentada por chinos. Y cuando he observado lo que allí sucedía mi corazón ha dado un vuelco que me ha llevado casi a un estado de shock . Porque, ¡¿saben ustedes lo que he visto?! Pues nada menos que a un pobre chinito peinando a una dama, al tiempo que ésta, en su particular mundo, se dedicaba a la lectura de una revista de esas que llamamos de "mujeres". Y claro, a uno le dan ganas de decir: "así no" , "así no vale" , "así no me gusta" . Porque uno se imagina trabajando de peluquero o de estilista, dedicándome a embellecer a una chica, pero compartiendo con ella dicho ejercicio. No es que necesariamente esté pensando en que fuese a ligar con la mujer a la que peinase, pero sí al menos me gustaría tener la sensación de entregarme en una escena donde las dos personas participan desde sus respectivos roles, y se congratulan de lo que allí está sucediendo. Entiendo perfectamente que en la sala o sillones de espera de un dentista o de una peluquería tengamos a nuestra disposición una colección de revistas, ya sea de sociedad, o de cualquier otra materia, y para matar el tiempo mientras llega nuestro turno. Pero una vez que ha sonado nuestro nombre, no concibo que mientras el ginecólogo o el urólogo (o la ginecóloga o la uróloga ) realiza su trabajo, el paciente se dedique a echarle un vistazo a lo que dice una revista del corazón (y no del cardiaco, sino del sentimental ). Y por la misma regla de tres, yo como hipotético peluquero, me sentiría muy humillado si la chica a la que peino se dedica a leer en ese preciso instante una revista, ignorando lo que estoy haciendo con su cabello. No es que yo pretenda ser el centro de la escena. No, no se trata de ir de "bottom", de ser sumiso cuando realmente doy las órdenes, pues entiendo que la reina en ese instante es ella. Es sólo algo que tiene que ver con la empatía, con la cordialidad, con la comunicación entre dos personas, y más si se trata de una faceta que tiene que ver con algo tan de nuestra intimidad como es nuestro aspecto exterior. No sé, ella podría hablar con el chino de cualquier cosa, como, por ejemplo decirle: "muchas mujeles chinas tenel pelo muy lalgo, y otlas tenel pelo muy colto", o preguntarle qué es eso de la "toltula china" . Cualquier tema vale para que se genere calor humano entre la parte activa y la pasiva. Pero no. Allí estaba ella, con su revista entre las manos, como si el esforzado oriental fuese un autómata, un robot que funciona cuando le echas varios euros por la ranura, y luego aprietas un botón. Porque uno se imagina preguntándole a ella: "¿Te gusta así?" "¿Así mejor?" "¿Y ahora qué tal?" (no sean malpensados , pues me refiero a que si a la chica le gusta tal o cual estilo de peinado). Y uno se sigue imaginando a la chica con cara de satisfacción cuando acabada mi labor luce como una auténtica diva de pasarela. Y eso lo pienso para cualquier aspecto de la vida, tanto de lo cotidiano como de todo aquello que tenga que ver con los placeres sensuales y también con los propiamente eróticos. No me dolería que una hipotética pareja fuese egoísta, pero sí que me ignorase. No me importa que todo el placer sea para ella, pero al menos necesito saber que ella sabe que existo. En toda relación de Dominación y sumisión, por desigual que sea, por desnivelada que esté la balanza del placer, siempre habrá un vínculo emocional entre las partes; de lo contrario no cabría hablarse de "relación". La persona más entusiasta de la humillación verbal (que no es mi caso) disfrutará cuando alguien en quien se ha fijado la llama "perro" o "perra", pero mucho me temo que el placer se tornaría en angustia si en lugar de ser tratado como un animal fuese ignorado como generalmente lo hacemos con quienes nos generan indiferencia. Así que ya lo sabe mi potencial clientela. Si un día abro una peluquería para mujeres, a las chicas simpáticas les haré descuento. O todavía mejor, en lugar de poner al ¡Hola! como posible revista para lectura, les ofreceré únicamente un surtido de "Cuadernos de BDSM" .

[nacidoparasumision]

Les pongo aquí el enlace sobre un reportaje sobre el travestismo en Gran Bretaña. Como podrán obsevar se trata de algo muy diferente al travestismo carnavalero que podemos conocer en Canarias. Espero que lo disfruten.

http://www.youtube.com/watch?v=o2sqQi0LG-s

Si no consiguen abrir a través de BDSMCanarias, prueben a copiar y pegar el link, o a buscar en google por "mi marido es travesti parte 4 You Tube".

[Scharkan]

Es una maravilla ver con qué ilusión vives tu "mundo", haciéndolo accesible a los foráneos, te felicito. Pero me entra una duda... imaginas que este foro fuera tipo twitter y solo pudieses poner 140 caracteres

[oculta]

¡¡¡Muy bueno Señor Scharkan!!!