Lo sé, lo sé... Sé que debo otro relato más interesante, que sí... pero hoy tengo otra cosa en mente.
Aprovecho para informar que no será demasiado caliente... Es lo que tiene mi realidad
Después de varios meses de mucho estrés, tengo una noche para mí, sola, sin responsabilidades, una noche de "chicas" con mis amigas de toda la vida, pero debo admitir que no me apetece nada. Estoy tan cansada últimamente que sólo deseo tumbarme en el sofá, taparme con la mantita y descansar.
Quizás ver algún vídeo en la soledad de la noche y poco más.
¡¡¡Qué aburrida me estoy volviendo, pero no deseo más!!!
Va acercándose la hora y no encuentro las fuerzas para comenzar con el proceso que supone una salida con amigas... ¡¡¡Joder, no quiero salir!!!
Ya no hay tiempo para remolonear. Prometí no fallar a esta cena y no me queda otra que ponerme en marcha. ¡¡¡De cabeza a la ducha!!!
Huuuuummmmm, delicioso sentir el agua resbalando por mi cuerpo. Olvido que tengo el tiempo limitado y dejo que mi mente se pierda en mis fantasías.
Sustituyo la esponja por mis jabonosas manos que van recorriendo cada centímetro de mi cuerpo... hummm... pechos, hombros, cuello, brazos, nalgas... mi sexo...
aaahhhaaahhhhh... Muerdo ligeramente mis labios, de los que escapa un quedo gemido, mientras el agua se desliza por mi rostro. Envuelta en el manto de vaho que me oculta del mundo real, en mi improvisado refugio, me permito ser yo...
Automáticamente mis pensamientos se llenan de las escenas que me hacen vibrar. Mil imágenes que como si de una película se tratara aparecen una tras otra, cada cual más fuerte, “depravada”, intensa...
oculta -me digo- déjate de tonterías, dúchate, arréglate y no pierdas el tiempo...
hummm, pero la lasciva ha tomado el mando y le importa un pimiento lo que no sea sinó su placer...
Meto mis dedos en mi sexo, bufffff, ¿es normal estar siempre húmeda y lista para ser usada?
Diossssss, qué delicia... uno, dos, tres, ufffff, cu-aaaa-tro dedos... aaahhhhh, sí, venga, veenga, por favorrrr...
Apoyo mi frente en las húmedas baldosas, el chorro hirviente salpica mi espalda, se escurre entre mis nalgas... mis dedos combinan la penetración desenfrenada con deliciosos toques en mi anhelante clítoris, una y otra vez, lo fricciono, acaricio y lo repito incansablemente...
Dios, Dios, no hay nada como “jugar” para sentirse bien... buffffff...
Últimamente no puedo dejar de pensar en ser agarrada de mis cabellos y colocada sobre unas rodillas para sentir un castigo sobre mis nalgas; rudo, lacerante, amenazador... por favor, lo deseo tanto...
Hummmmmm, aprieto un pecho, retuerzo el enhiesto pezón, aumento la presión, ohhhhh, ¿por qué me gusta el dolor??? hummmm... Incremento la deliciosa combinación de rudeza y suavidad en mi sexo... acompañando el proceso con imaginarias frases humillantes, como si realmente no estuviera sola, como si fuera el juguete que tanto deseo ser...
Buuuuffffff, buffffffff, me encanta, Dios, me encanta... He perdido la compostura, mi cara, parte de mi cuerpo recostado, desmadejado... sigue, sigue así, vamos... venga, cambia de fantasía... rebusca entre todos tus sueños para llegar de una vez...
¿Un sólo Dom? ¿Varios? ¿una Dómina? ¿la combinación de ambos? ¿una bendita sesión atada frente a decenas de observadores? Una mano sobre mi cuerpo, dos, tres... pellizcos, azotes, agarres desconsiderados... Más manos, y otra, y otra más y otra más... ahhh, ahhhh, vamossss, vamosssss niña, vas bien, sigue, continúa un poquito más y haz estallar toda esa energía...
Un brusco abrir de puerta, destroza mi maravilloso momento.
-¿Todavía te estás duchando? -comenta incrédulo.-
Mierda, mierda, mierda... Estaba tan, tan cerca...
Pongo cara de buena intentado evitar la reprimenda que está al caer...
Habla con alguien al teléfono. Es una de mis amigas. Parece que están de acuerdo con respecto a la irresponsable que está a esas horas metida en la ducha con apenas tiempo para arreglarse.
Me deshago de ambos y, perdida ya la posibilidad de correrme, me doy la ducha más rápida de la historia.
Aceite corporal, sérum, maquillaje ligero con un perverso tono en los labios, el toque justo de secador para controlar mis indomables rizos y a por el vestuario.
¿Qué puñetas me pongo???
Intento recordar dónde vamos a cenar. No he estado nunca y no sé dónde acabaremos la noche, pero teniendo en cuenta que está organizado por mi grupito de "clasiconas", como me gusta llamarlas para hacerlas rabiar, me decanto por un vestidito sobrio, pero no puedo evitar plantarle unos tacones de vértigo.
Debería haber cogido unas bailarinas para conducir pues esos taconazos se enganchan con las alfombrillas y no permiten una conducción cómoda, pero ya estoy volando por la autopista.
El CD de Pablo Alborán a todo volumen, cantando a dúo con esta locuela que parece haber recuperado la energía.
Tengo suerte, encuentro aparcamiento relativamente cerca y sigo las indicaciones para localizar el restaurante.
Llego al local, leo el cartel que hay en el exterior y pienso que me he equivocado... Abro el whatsapp para comprobar la dirección y, efectivamente, estoy en el lugar ¿correcto???
Llamo a mis amigas que, entusiasmadas y con grititos me dicen que sí, que no me equivoco y que pase al interior...
¡¡¡NO PUEDO CREER QUE HAYAN RESERVADO EN UN RESTAURANTE DONDE SE CELEBRARÁ UN ESPECTÁCULO PARA MUJERES!!!!
¡¡¡ME LAS CARGO!!!
¡¡¡CON LO BIEN QUE ESTABA YO EN CASA!!!
Mi saludo es... ¿Estáis locasssss?????!!!!!!!
Me reponden que me siente, que vamos a poner un poco de emoción a nuestras vidas y, aprender con una charla de tupper-sex que también tendrá lugar esa noche. Interiormente pongo mis ojos en blanco sintiéndome una perra por la evidente diferencia entre las chicas buenas y yo...
No quiero pensar en eso y me intereso por lo que tienen previsto para la noche.
Estamos junto al escenario y yo, que soy precavida me digo que debo parapetarme al otro lado de la mesa y, descarada me ubico entre las chicas evitando las esquinas... que una no es tonta
Tras la primera impresión y un delicioso vino blanco, comienzo a animarme. Pronto empezamos a hablar de mi pasión reconocida, la lectura.
Reímos, nos relajamos con la ayuda del vinillo y, lo reconozco, confieso que lo estoy pasando bien, que soy una protestona y que debemos hacer estas reuniones más a menudo.
Llega el momento de la charla que tiene revolucionadas a las asistentes...
Todo tipo de artículos recorren las mesas... Me atraganto cuando un pene con forma de plátano cae en mi regazo... Mi mente se traslada de nuevo a mi rinconcito canario, a mis amistades... pero nada se puede comparar a la emoción que me invade cuando en los catálogos que nos facilitan encuentro todo un muestrario bedemesero...
¡¡¡Eso sí me sorprende y capta de inmediato mi atención!!!
Diossss, cómo puedo verlo sin que mis amigas se percaten de mi interés????
Sus comentarios... bien, para qué repetirlos... pero me hieren, porque no puedo admitir frente a ellas que eso es lo que me excita a mí, que esto es lo que me calienta, lo que me hace vibrar... a su amiga y que no por ello, somos monstruos sinó personas normales...
Y con el catálogo bullendo en mi interior me olvido del espectáculo que comienza, ignoro a los exageradamente musculados "boys" que no me seducen... y aprovecho la intimidad que me brinda la oscuridad para imaginar lo que a mí me atrae irremediablemente...
Estoy perdida en mis pensamientos cuando la inquietud se apodera de mí.
Me siento observada. Alzo mis ojos, inspecciono desde las zonas de paso a los rincones, tratando de comprender que está causando esa extraña sensación cuando, desde la distancia, unos ojos se clavan en los míos y ya no soy capaz de apartar mi mirada...
Intento ignorarle, me molesto conmigo misma por no poder evitar que mis ojos le busquen. Pero Él sólo mira; ni sonríe, ni parece molestarle mi interés, ni mucho menos se muestra accesible... Y, lo cierto es que me excita más el desconocido de mirada inquietante que los muchachos semidesnudos que se contonean en el escenario...
Mis manos tiemblan ligeramente, mi labio superior transpira, mi corazón no consigue recuperar el ritmo y, despesperada, intento parecer relajada, pero lo cierto es que es evidente que me ha trastornado.
Me encuentro incómoda, mareada, sin saber que hacer, todas están pendientes del espectáculo, por lo que aprovecho para salir a tomar un poco de aire fresco.
Percibo su presencia incluso antes de notar su mano sobre mí...
Doy un paso atrás, con el miedo reflejado en mi cara. Intento hablar pero apoya su dedo índice sobre mis temblorosos labios mientras susurra que no le tema...
No puedo moverme, estoy paralizada, subyugada por su inspección...
Acaricia mi rostro y no puedo emitir protesta alguna... Me siento cautivada por su atención temiendo dar un movimiento brusco y que caiga sobre mí... deseo ese momento, temo ese momento...
Su pulgar se mueve sobre mis labios arrastrando mi labial "ciruela pasión" y yo le permito que me rebaje y lo extienda vulgarmente como si de una furcia me tratara... y comienzo a calentarme, sabiendo que le voy a permitir todo lo que desee...
Enreda una mano en mis cabellos, los retuerce y clava su dura mirada en mí.
Estira mi cabeza hacia atrás, el dolor apenas es soportable, aprieto los dientes, pero no protesto... ¿Cómo hacerlo si es lo que tanto anhelo???
-Y bien -pregunta- ¿Vas a correr de vuelta con tu grupito o vas a ser mi perra???
Guaaaauuuu, mi sexo da un brinco al escucharle y me sorprendo diciéndole que soy suya si me desea...
-¿Estás segura? -pregunta de nuevo.-
-Sí, Señor... por favor, por favor...
Me empuja contra la pared, pasando su brazo por mi cuello, aprisionándome y gruñendo junto a mi oído lo perra que soy para mojarme con un desconocido.
Señor, Señor, le suplico que...
"Fiiiuuuu, fiiiuuuuuuuuu" ¡¡¡Tío bueno!!!!
Aturdida, regreso a la realidad... ¡¡¡Locas por todos lados!!!
¿Dónde está ese inflexible Dominante????? ¡¡¡Quiero que se materialice mi fantasía y que acabe lo que ha comenzado!!!
Me tengo que conformar con unos bailes pasados de moda, cuerpos recauchutados, un grupo de locas chillonas y mi sexo retorciéndose de dolor y pena, jajaajaaaaaaaaa...
Quizás algún día obtenga lo que toma forma en mi mente. Quizás...