Lydia y el
pastor (RUSKA)®
Lidia es bióloga y naturalista. Esta haciendo un
trabajo de campo sobre los
problemas y el impacto medio ambiental
que la construcción de una carretera
en el Parque Natural de
Monfragüe traerá consigo. El informe es de vital
importancia para
las asociaciones ecologistas y fundamentará una marcha en
contra de
la construcción que se prevé comience a mediados de octubre.
Ya
fue bastante triste ver construir las presas de Torrejón y Alcántara.
Con
la detención de las aguas del Tajo y el Tiétar, desaparecieron
valiosas
zonas que ya están perdidas. Eso fue hace muchos años..
después se declaró
Parque Natural. Pero ahora.. ahora es
imprescindible combatir esa carretera,
y demostrar con datos fiables
la inutilidad de esa construcción y todos los
problemas que traería
consigo.
Se dirigía desde Torrejón el Rubio, a Jaraicejo. Alguien
le había dicho que
encontraría bastante información en la biblioteca
del Palacio Episcopal, y
cualquier cosa valdría para apoyar la
demanda contra la UTE que iba a
realizar la obra.
Centrada en
sus pensamientos se sobresaltó cuando el coche hizo un
movimiento
extraño y comenzó a perder velocidad.
- ¡ Mierda! Ir en coche por
Extremadura, y tener una avería en una zona
aislada -
pensó.
Salió del coche. Nada. Cobertura del móvil cero. No había
un alma en
kilómetros a la redonda. Hacía un calor de justicia. Muy
propio del verano
extremeño y la hora que era.
A lo lejos se
oía ruido de cencerros. Tal vez hubiera por allí un pastor.
Necesitaba saber donde encontrar un taller cercano pero por mas que
agudizaba el oído, solo oía el sonido pero no veía
nada.
Caminó entre las piedras y las briznas de hierbas, ya
resecas por el estío,
molesta consigo misma por la ropa tan
inadecuada que llevaba para un sitio
tan sumamente caluroso en pleno
julio. Los zapatos, de tacón, se clavaban en
el suelo terroso y
hacían arduo el caminar por el. A pocos metros, una
hondonada hacía
visible un paraje totalmente distinto al observado desde la
carretera. Algunos árboles aquí y allá, daban sombra y cobijo a
decenas de
ovejas que remoloneaban junto a un pequeño
arroyo.
El pastor, bastante joven, dormitaba junto a ellas, pero
el perro alertado
ladró despertando a su dueño. Roto el encanto del
momento, Lidia se acercó a
él. Tendría unos 25 años. Moreno, curtido
por el sol y el viento, delgado,
fibroso. Sus ojos color canela
clara destacaban en el rostro por su viveza.
Lidia lo
saludó.
El pastor respondió al saludo asombrado. Hacía tiempo que
no veía una mujer
tan bonita, y pensó en algún momento que estaba
todavía bajo el influjo del
sueño. Siguió mirándola entre embobado y
sorprendido y en ese "impasse" en
que apenas emitía palabra Lidia
comenzó a sentirse enfadada por lo que creía
pocas ganas de ayudar
de su interlocutor.
- "Si pudiera, lo abofetearía ahora mismo" -
pensó. ¿Cómo se puede ser tan
bobo? Totalmente acalorada por el
fuego que caía del cielo, pidió beber de
un botijo que el muchacho
tenía junto al zurrón, a lo que este asintió.
Lidia se desabrocho la
chaqueta del traje sastre que vestía, dejando ver una
blusa de gasa
que resaltaba aun mas si cabe sus encantos. Bebió con avidez,
y el
agua rebelde saltó de su garganta al cuello y culebreó entre sus
pechos.
Inconscientemente pasó la mano por el cuello para
recoger ese agua
bienhechora, y acarició con ella el cuello y el
comienzo de sus senos.
David, pues así se llamaba el pastor, sintió
que su sexo se encabritaba y al
ver que Lidia lo estaba mirando,
cohibido y avergonzado se fue a llamar al
perro para que recogiera
las ovejas.
- Así que es eso? Así que caliento al muchacho..Vaya
vaya, que cosas - Lidia
comenzó a ensoñar con las mil perrerías que
se le ocurrirían hacerle si
tuviera tiempo, y se sonrió a si misma.
Dejo a un lado esos deseos
libertinos y pensó de nuevo en el coche y
en que necesitaba llegar pronto al
pueblo pues el informe ya se
estaba retrasando demasiado.
- ¿Hay alguna posibilidad de
localizar una grúa David? La necesito con
urgencia -
David
negó con la cabeza. Todas las tardes Pepe, su cuñado, pasaba por allí
con la camioneta de reparto y si era el caso y estaba en la
carretera
pararía, pero era la una del mediodía, el sol caía de
firme y nadie salía a
esas horas. Tendría que esperar. De entrada,
le aconsejó, lo mejor era que
pusiese los triángulos de avería del
coche, y luego descansase en la umbría
a que pasase el
calor.
Viendo que no tenia otra opción Lidia se dirigió al coche,
esta vez sin
zapatos que le torturasen. Con un mohín de enfado los
tiro contra el árbol
mas cercano y se fue a colocar las señales de
aviso. David no se lo pensó
dos veces. Se lanzó ávido a por ellos y
los olió con deleite. ¡Cuan poco
sabia Lidia de los deseos ocultos
del muchacho!
El zapato aun conservaba el calor de su propietaria
y dejaba un reguero
oloroso que estimulaba su olfato mas que
cualquier perfume. Abstraído en
lamer el tacón y acariciar su
empeine no se percató de la vuelta de Lidia y
ella se encontró de
bruces con el espectáculo mas sugestivo que pudiese
esperar: su
sorprendido amigo era un fetichista.
Sonrió divertida ante ese
descubrimiento y decidió someterlo y tenerlo para
si, aunque solo
fuera por una vez.
Despacio, muy despacio, con la mirada altiva
en la que se reflejaba a un
tiempo ira y fuego, pasión y ardor llego
hasta el pastor, quien se mantenía
cabizbajo por ser sorprendido de
esa manera. De ese modo sus alturas mas o
menos se igualaron, pues
David sin ser en exceso alto, la pasaba al menos
una cabeza de
estatura.
-¿Así que te gustan mis zapatos? le dijo dejando correr
la frase con
insolencia.
- ¿O quizá son mis pies los que te atraen? Su mirada
era severa. Con una
mano suavemente acarició su cara y sin mediar
palabra su otra mano se cerró
como una presa sobre su abultada
entrepierna provocando estupor y sorpresa
en David quien no esperaba
esa reacción.
-Tal vez pretendas quedarte con ellos. O quizá
prefieras explicarme que es
lo que hace esto tan duro - La presa se
cerro aun mas, provocando un gemido
de dolor en el pastor.
-
Y encima te has empalmado sin permiso. Eres tan bobo como las ovejas que
apacentas.
-¡¡¡ ¿A que esperas? , gritó. Estoy cansada,
cabreada y molesta por el
incidente del coche, y tu ahí como un
pasmarote mirándome. Lo menos que me
debes es un masaje para mis
doloridos pies, dijo sentándose bajo una encina
cercana. Y no
esperes nada de mi. Este incidente ha sido una casualidad que
no va
a repetirse nunca mas !!!.
Su voz era firme, dominante y David
bastante acobardado pero a la vez feliz
por el desenlace, comenzó a
acariciar aquellos pies sumamente suaves y
delicados que se le
ofrecían.
Lidia se movía constantemente, dejando entrever con
picardía sus piernas
bien torneadas y al fondo su braga de encaje
blanco. Sencillamente, actuaba
dejándolo macerar a fuego lento. Sus
uñas, perfectamente pedicuradas y
pintadas de rojo excitaron la
imaginación de David, que comenzó a chupar los
dedos con avidez y
aunque encantada por la acción, le soltó un sopapo al
pastor.
- Trabaja con mas cuidado. Tu poca delicadeza me
enfada y te castigaré
severamente si no te portas bien.
David
paró en su succión y se dedico al masaje donde se mostró un experto en
estas artes. Acaricio el empeine con tal maestría que Lidia no pudo
por
menos de relajarse. El talón y la planta fueron después
receptores de sus
manos, y luego los dedos. Su erección iba en
aumento y se acrecentó al ver
un discreto y delicado tatuaje de la
silueta de un gato en el tobillo
derecho de Lidia. Gimió al verlo y
excitado como estaba paró el masaje.
Lidia abrió los ojos al sentir
a David parar.
- ¿Qué ocurre? ¿He de enfadarme de nuevo? Desde
luego tu eres algo tarado mi
niño. ¿Nunca viste un tatuaje?.. De un
salto se puso en pie, entornó los
ojos para ver mejor y con paso
firme fue a un montículo donde se amontonaban
ramas de diversos
tamaños. Cogió una, libre de nudos. David la observaba
intranquilo.
- Creo que esto me servirá. Miró al pastor. Dame
tu cinturón, exigió
furiosa. Necesitas aprender a satisfacer mis
deseos antes incluso que yo los
mencione. Vas a recibir un pequeño
correctivo. ¡¡¡¡Acércate a la encina,
AHORA !!!!!
Su tono
imperativo convenció al pastor que mas valía hacer lo que le
ordenaba. Con el cinturón amarro sus manos a una de las ramas mas
gruesas, y
le bajo la cremallera del pantalón, observando su polla
con curiosidad.
- Estas bien dotado y eso me agrada, pero te
prohíbo terminantemente que te
excites aunque solo sea mentalmente
sin mi permiso. Yo y solo yo te diré
cuando disfrutar. Mientras le
hablaba acaricia su pene con una dulzura que
volvía loco a
David.
-Señora se lo suplico, estoy a punto de correrme. No me
haga eso.
Lidia disfrutaba enormemente haciéndolo sufrir. El
poder que sentía sobre el
pastor la excitaba, acrecentaba el deseo
que sentía, el ardor interior , las
ganas de dominar, de poseer.
Azotó a intervalos las nalgas prietas ora mas
suavemente, ora mas
fuerte, hasta que el color carmín tiño sus contornos. Al
no oír al
muchacho se acercó a su cara. Finos surcos de lagrimas bañaban su
rostro, pero el no había dicho nada. Satisfecha lo desató del árbol
y lo
sentó a sus pies, permitiendo que los besara.
- Ha sido
un gran día después de todo. Y voy a estar un tiempo por aquí. Me
ha
gustado tu actitud y tu disposición. Si, creo que es posible ponerte a
prueba, y tal vez, solo tal vez, si me acomoda, aceptarte como
sumiso.
Oyó un claxon en la carretera. Lidia se levanto y calzó
sus zapatos y tras
besar dulcemente a David se dirigió a la
camioneta que esperaba junto al
arcen. Sonrió. El día era luminoso y
en efecto había sido un gran día
después de
todo.